El pasado miércoles 25 de octubre, el Centro de Cuidados Paliativos de México (CECPAM), realizó el primer “Café con La Catrina”, inspirado en los proyectos conocidos como Death Cafe, iniciado por Jon Underwood en 2011, en Londres y Death Over Dinner, impulsado en 2013 por los profesores de la Universidad de Washington, Michael Hebb y Scott Macklin. Ambos movimientos, con estructuras y metodologías diferentes, buscan romper el silencio sobre el tema de la muerte que se encuentra enraizado en el temor que la sola idea de morir provoca hoy en día para la mayoría de los seres humanos.
Su éxito ha crecido de tal forma que se han globalizado y hoy se encuentran en muchos países alrededor del mundo, en sus formatos tanto presenciales como virtuales.
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Con esta primera edición de “Café con La Catrina”, CECPAM propone un formato distinto, adaptado a las preocupaciones e inquietudes propias de los mexicanos en referencia a todo lo relacionado con el final de la vida y con un lenguaje que nos es familiar, como el de La Catrina, personaje reconocido por todos.
Este proyecto se propone ser un espacio de conversación franca, humana, sin juicios de valor y empática entre distintos grupos de la sociedad interesados en reflexionar, de manera respetuosa y al mismo tiempo lúdica, sobre aquello que nos atemoriza y que nos enfrenta a una realidad de la cual no podemos escapar.
Hablar de muerte nos lleva a hablar de vida
La muerte nos toca a todos, pero podemos aprender otras formas más saludables para relacionarnos con ella y tal vez, también, generar una perspectiva distinta que nos haga vivir la vida con más plenitud, porque al final si hablamos de muerte es porque estamos vivos. Así que, hablar de muerte necesariamente nos lleva a hablar de vida, así como de su valor, sentido y propósito.
CECPAM es una institución de asistencia privada que desde el 2006 brinda cuidados paliativos domiciliarios en toda la Ciudad de México, algunos municipios del Estado de México y más recientemente, en Morelos. A partir del 2021 atienden también población pediátrica y cuentan con distintos programas educativos dirigidos principalmente a enfermeros(as), trabajadores sociales y cuidadores.
Nada ha detenido el crecimiento de CECPAM, ni siquiera la pandemia por SARS-COV-2 y las enormes dificultades que enfrentan para concientizar sobre la importancia de apoyar económicamente a proyectos que, como este, se enfoca en la atención médica, psicosocial y espiritual de cualquier paciente con enfermedad crónica o condición médica incurable, y cuya atención integral se brinda directamente en el domicilio de cada paciente y cuyos beneficios se extienden a la familia.
En esta primera ocasión coincidimos 28 personas, la mayoría involucradas de alguna forma con el tema, como médicos, enfermeros, tanatólogos y trabajadores sociales, y algunos espontáneos que se acercaron, como los jóvenes que trabajan en el café Chez Vous del parque Hundido, quienes no solamente nos sorprendieron con la decoración por el Día de Muertos y su amable diligencia, sino que se mostraron muy interesados en el proyecto y su temática.
Para mi beneplácito, CECPAM continuará con este espacio de reflexión en forma periódica y abierto para todo aquel que desee acompañarnos. En cada ocasión se seleccionará un tema al azar, como envejecimiento, enfermedad, dolor, sufrimiento, cuidados paliativos, planeación anticipada y duelo, entre muchos otros.
Cada participante tendrá la oportunidad de contribuir a la conversación para que así, todos juntos, construyamos conocimiento y ayudemos a desmitificar estos temas para que finalmente, cada uno se lleve aquello que crea le ayudará en su vida diaria y de acuerdo a su personalidad, vivencias y creencias.
Es importante aclarar que no se trata de un espacio terapéutico o de contención emocional. Es, simplemente, un espacio de apertura y diálogo. Dicho de otro modo, es una tertulia que bien podría ser el inicio de un movimiento mucho más grande en nuestro país. Gracias a CECPAM por la iniciativa y por haberme invitado a coordinar esta gran primera experiencia.