Las brechas entre la alimentación ideal y la dieta real en México han sido señaladas nuevamente en un análisis asociado a la publicación científica The Lancet, donde expertos en salud pública comparan los patrones alimentarios actuales con los recomendados por la Comisión EAT-Lancet para proteger la salud de los mexicanos y el medioambiente de la región de América Latina.
El panorama no es alentador para nuestro país, puesto que se registra un consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, bebidas azucaradas y carne roja, mientras mantiene ingestas insuficientes de frutas, verduras, legumbres y granos enteros.
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Estas diferencias, reconocidas académicamente como brechas de consumo, están estrechamente relacionadas con el aumento de enfermedades crónicas como obesidad, diabetes tipo 2 e hipertensión, que hoy representan algunos de los mayores desafíos de salud en el país.
¿Por qué estamos comiendo mal los mexicanos?
El Informe EAT-Lancet. Hacia sistemas alimentarios saludables, sostenibles y justos presentó la Dieta de Salud Planetaria (DSP por sus siglas). En él, los excesos de ultraprocesados, carnes rojas y azúcares destacan como uno de los principales riesgos para la salud pública de todo el mundo.
De acuerdo con la Comisión EAT-Lancet, los sistemas alimentarios actuales impulsan dietas que son perjudiciales tanto para la salud como para el planeta, y México no es la excepción. La alimentación cotidiana se ha transformado por la industrialización de los alimentos, la publicidad agresiva y la alta disponibilidad de productos baratos pero nutricionalmente pobres.
Ante este panorama, los expertos de la Comisión esbozaron ocho posibles soluciones en políticas públicas destinadas a promover los objetivos en materia de salud y medio ambiente:
- Proteger y promover las dietas tradicionales saludables.
- Crear entornos alimentarios accesibles y asequibles que aumenten la demanda de dietas saludables.
- Implementar prácticas de producción sostenibles que mejoren la calidad y disponibilidad del agua.
- Detener la conversión agrícola de ecosistemas intactos.
- Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.
- Garantizar condiciones de trabajo dignas en todo el sistema alimentario.
- Garantizar una voz y una representación significativas para los trabajadores de los sistemas alimentarios.
- Reconocer y proteger a los grupos marginados, incluidos sus conocimientos ancestrales.
Adicionalmente, México se mantiene entre los países con mayor consumo de refrescos, junto con botanas, pastelillos, cereales azucarados, embutidos y comida rápida, los cuales constituyen una parte importante de la ingesta diaria calórica en el país.
Por lo que, nuestro país necesita de avances concretos en políticas públicas para detener la mala alimentación con ultraprocesados y desplazamiento de dietas tradicionales.
Las brechas de consumo muestran que México enfrenta un reto urgente: alinear la dieta real con las recomendaciones científicas. Los expertos de The Lancet insisten en que cerrar estas diferencias no solo mejorará la salud de la población, sino que contribuirá a un sistema alimentario más sostenible.
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