ALIMENTOS

5 alimentos que se pueden comer después de su fecha de caducidad

Desperdiciar alimentos por miedo a las fechas de caducidad es más común de lo que pensamos. Sin embargo, muchos productos permanecen perfectamente seguros para el consumo días después de esa fecha

Conoce los alimentos que se pueden comer después de su fecha de caducidad
Conoce los alimentos que se pueden comer después de su fecha de caducidadCréditos: (Canva)
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La fecha de caducidad indica el día límite hasta el cual un alimento es seguro para consumir, sin embargo, hay algunos productos que se pueden comer después de esta fecha.

En un mundo cada vez más consciente del desperdicio alimentario, millones de personas siguen tirando comida perfectamente comestible guiadas por una mala interpretación de las etiquetas. La confusión entre "fecha de caducidad" y "fecha de consumo preferente" no solo les cuesta dinero a las familias, sino que contribuye a un problema ambiental de gran magnitud. Entender que estos conceptos significan cosas muy diferentes es el primer paso para convertirse en un consumidor más inteligente y responsable.

¿Cuáles son los alimentos que se pueden comer después de la fecha de caducidad?

Existen algunos alimentos que se pueden comer después de la fecha de caducidad, conocer cuáles son te ayudará a dejar de desperdiciar alimentos:

  • Yogures y lácteos fermentados

Los yogures son uno de los productos más seguros para consumir después de su fecha de consumo preferente. Gracias a su proceso de fermentación y al ambiente ácido que crean las bacterias lácteas, el crecimiento de patógenos nocivos se ve significativamente inhibido. Un yogur bien refrigerado puede consumirse sin problemas entre dos y tres semanas después de la fecha impresa en el envase. Antes de tirarlo, ábrelo y observa: si no presenta moho en la superficie (inusual), su olor es agrio, pero no putrefacto y la textura es la habitual, puedes comerlo con total tranquilidad.

  • Galletas, cereales y pasta seca

Los productos secos y con baja humedad son extremadamente estables. Las galletas, los cereales de desayuno, la pasta y el arroz pueden consumirse sin riesgo meses después de que pase su fecha de consumo preferente. Lo peor que puede pasarles es que se vuelvan algo más blandos (las galletas) o rancios si absorben humedad del ambiente, pero esto no supone un peligro para la salud. La clave para preservar su calidad es guardarlos en un lugar seco y fresco, preferiblemente en recipientes herméticos que los protejan de la humedad y de posibles plagas como gorgojos, que sí serían un indicador claro para desecharlos.

Los productos secos y con baja humedad son extremadamente estables y no se echan a perder con facilidad. (Foto: Canva)
  • Latas y conservas en buen estado

Las latas y conservas son diseñadas para durar años, siempre que el envase permanezca en perfectas condiciones. Una lata que no esté abollada, oxidada o hinchada puede consumirse sin miedo varios años después de su fecha. El principal riesgo, la intoxicación por botulismo, es excepcionalmente raro y se manifiesta con latas claramente abombadas o que despiden un olor fétido al abrirlas. Si al abrir la conserva el líquido es claro, el olor es normal y el alimento tiene su apariencia habitual, es perfectamente seguro. Una vez abiertas, deben tratarse como cualquier alimento fresco y refrigerarse.

  • Huevos con cáscara intacta

Los huevos son un caso especial donde una prueba simple puede determinar su frescura con total seguridad. La fecha en el cartón suele ser de consumo preferente, y los huevos pueden consumirse con seguridad entre 2 y 3 semanas después de esa fecha si se han conservado refrigerados. La prueba definitiva es la del vaso con agua: si el huevo se hunde y queda horizontal, está fresco; si se hunde, pero se queda en vertical, está en su punto perfecto para cocinar; si flota, significa que ha entrado demasiado aire en su interior y debe desecharse. Cocínalos siempre bien para eliminar cualquier riesgo residual de salmonella.

Los huevos son un caso especial donde una prueba simple puede determinar su frescura con total seguridad. (Foto: Canva)
  • Pan de molde y bollería envasada

El pan de molde y la bollería industrial suelen llevar fecha de consumo preferente. Pasada esa fecha, lo más probable es que el producto se haya vuelto duro o seco, pero no peligroso. Si aparece moho visible (manchas verdes o azules), debe desecharse por completo, ya que las micotoxinas pueden haberse extendido incluso si no se ven. Si no hay moho, un pan de molde un poco seco puede tostarse o utilizarse para hacer picatostes o pudín. Guardarlo en el refrigerador lo endurecerá más rápido, mientras que congelarlo inmediatamente después de comprarlo es la mejor manera de preservar su frescura durante semanas.

¿Cómo saber que un alimento sigue en buen estado y se puede consumir?

Más allá de las fechas impresas, nuestros sentidos son la herramienta más fiable para determinar si un alimento es seguro. La vista (¿tiene moho o un color extraño?), el olfato (¿huele agrio, rancio o putrefacto?) y, en última instancia, el gusto (una pequeña prueba para detectar sabores anómalos) son el mejor sistema de alarma. Adoptar este enfoque no solo nos convierte en consumidores más informados, sino que es un acto de responsabilidad hacia nuestro planeta y nuestro bolsillo.

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