Para muchas personas es habitual beber cerveza después de una larga semana de trabajo o en los días especialmente calurosos. Pero esta bebida alcohólica tan popular no es adecuada para todos. Más allá de su sabor, hay condiciones de salud que hacen que el consumo de cerveza sea un riesgo significativo.
Según el gastroenterólogo de Mount Sinai Jonathon Kung, en entrevista con el medio Eat This, Not That, hay ciertos grupos de personas que deben evitar la cerveza por sus efectos adversos en el organismo.
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¿Quiénes son las personas que NO deben beber cerveza?
Personas con diabetes o prediabetes
La cerveza puede ser especialmente peligrosa para quienes tienen niveles elevados de azúcar en la sangre o antecedentes de diabetes. Aunque esta no siempre incluye azúcar en su lista de ingredientes, este se genera naturalmente durante la fermentación.
Según el Dr. Kung, “la cerveza puede inducir un aumento rápido de azúcar en la sangre o, en un estado de ayuno, causar un incremento abrupto de insulina que podría derivar en hipoglucemia, también peligrosa”.
Personas que intentan bajar de peso o que tienen sobrepeso
La cerveza es una fuente de calorías vacías, con aproximadamente 100 a 200 calorías por porción y sin valor nutricional significativo. Estudios publicados en Nutrients indican que consumir más de 500 mililitros diarios de cerveza dificulta la pérdida de peso, especialmente en hombres. Si estás tratando de alcanzar un déficit calórico para perder peso, lo mejor es que cambies esa cerveza por agua.
Personas con sensibilidad al gluten o enfermedad celíaca
La mayoría de las cervezas contienen gluten, un compuesto que puede desencadenar inflamación intestinal y síntomas digestivos en quienes tienen sensibilidad o enfermedad celíaca. Aunque existen opciones de cerveza sin gluten, estas pueden no ser adecuadas para todos.
Personas con síndrome de intestino irritable
El Dr. Kung también advierte que la cerveza puede ser un detonante de molestias digestivas como hinchazón, gases, diarrea y dolor abdominal en quienes padecen intestino irritable. Estos efectos se deben a que la cerveza irrita las paredes del intestino y puede causar retención de líquidos.
Personas con enfermedades hepáticas crónicas o cirrosis
El consumo de cerveza supone un esfuerzo adicional para el hígado, especialmente en casos de cirrosis, hepatitis viral o enfermedades autoinmunes. “El alcohol puede acelerar el daño al tejido hepático, lo que resulta en una disminución de la función hepática”, explica el Dr. Kung.
Personas propensas a la acidez estomacal
La cerveza debilita la capacidad del esfínter esofágico inferior para cerrarse correctamente, lo que permite que los ácidos del estómago regresen al esófago y causen acidez. Si sueles sufrir de este problema, la cerveza puede agravar tus síntomas.
La cerveza no es adecuada para todos. Además, es importante recordar que estudios recientes mostraron que el consumo excesivo de alcohol está relacionado con al menos siete tipos de cáncer. El doctor Kung llama a priorizar siempre el cuidado de nuestro organismo y a consultar con los profesionales de salud si tenemos dudas del impacto de la cerveza en nuestro cuerpo.
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