¿Qué es el slow living y cómo adoptar este estilo de vida, según la psicología? En una sociedad que aplaude la productividad constante y glorifica la agenda llena, muchas personas comienzan a cuestionarse si este ritmo frenético realmente conduce a una vida plena. Te decimos más sobre ello.
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¿Qué es el slow living y cómo adoptar este estilo de vida, según la psicología?
Frente al agotamiento y la sobrecarga mental, surge una alternativa cada vez más popular: el slow living o estilo de vida pausado. No se trata de hacer menos por pereza, sino de vivir con intención, prestando atención al presente y priorizando el bienestar, explican los psicólogos de Unobravo.
Este enfoque ha ganado notable visibilidad en redes sociales y plataformas de búsqueda: más de 6.8 millones de publicaciones en Instagram y un aumento del 34% en las búsquedas globales lo demuestran. Pero ¿por qué está resonando tanto este estilo de vida?
Psicólogos han investigado cómo desacelerar puede mejorar el bienestar, reducir el estrés y fortalecer nuestras relaciones, a la vez que advierten sobre los riesgos de mantener un ritmo acelerado: el burnout, la ansiedad crónica y la desconexión emocional son solo algunos.
La Dra. Fiorenza Perris, Directora Clínica de Unobravo, subraya que vivir atrapados en la constante exigencia de rendimiento deja al cuerpo en un estado de alerta que agota física y mentalmente. En cambio, el slow living propone una pausa consciente, donde prácticas simples como la respiración profunda, el contacto con la naturaleza y la desconexión digital activan el sistema nervioso parasimpático, reduciendo el cortisol y promoviendo la calma.
Además de sus beneficios mentales, adoptar este estilo de vida impacta de forma tangible en nuestra salud: según Harvard Health, desacelerar puede disminuir la presión arterial, mejorar la concentración y fomentar relaciones más sanas. Al vivir de forma más presente, también se fortalecen la memoria, la empatía y la satisfacción general.
Para que esta filosofía funcione en la práctica, es clave diseñar un entorno que lo permita. Para un slow living se pueden tomar en cuenta factores como el acceso a espacios verdes, las condiciones para teletrabajar o los niveles de contaminación acústica, ello, para identificar los lugares más aptos para vivir despacio.
Finalmente, la Dra. Perris destaca que el slow living crea espacio para experiencias significativas y para alcanzar el estado de flujo, definido por el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi como una inmersión total en actividades placenteras. Así, más que una tendencia pasajera, este estilo de vida representa una forma de reconectar con lo esencial y elegir, conscientemente, una vida más plena.