¿Te acuerdas cómo se llamaba tu peluche favorito o al menos cómo era? Tener una muñeca o peluche favorito cuando somos niños es completamente normal e incluso tiene una función, en palabras de los psicólogos estos son objetos de transición. Pero, ¿en qué ayudan? Un experto nos explica.
¿Por qué las niñas y niños necesitan un peluche de compañía?
“¿Recuerdan a Linus de la caricatura de Snoopy? Aquel personaje que para todos lados llevaba su mantita y la frotaba en su cara y eso le daba tranquilidad, a eso, lo conocemos en psicología como objeto transicional, un término acuñado por el pediatra y psiquiatra Donald Wunnicott, para hacer referencia a un objeto, que puede ser un peluche, una mantita, un juguete, etcétera, que ayuda al niño en la transición de la dependencia total a la madre a la independencia que representa explorar el mundo”, explica en entrevista con SuMédico, Luis Conrado García de la Cerda, psicólogo y educador certificado en disciplina positiva en la familia.
Es decir que, este objeto de transición es un símbolo de la mamá que proporciona seguridad. “Por ejemplo, cuando un niño se queda solo en cama, recurre a su peluche porque este le da tranquilidad, lo mismo cuando enfrenta situaciones nuevas, en algunas escuelas, particularmente los kínder, permiten a los niños llevar juguetes con el objetivo de hacerlos sentir seguros”, contextualiza.
Los juguetes de apego, también ayudan al niño a saber que están vinculados con las personas que aman aún a pesar de no tenerlos físicamente presentes. En otras palabras, el objeto de transición es fundamental para el desarrollo de los niños, aunque, no necesariamente todos los niños eligen tener un objeto de apego.
Un puente con su mundo interno
El educador certificado en disciplina positiva en la familia, explica que comúnmente este objeto transicional o juguete de apego lo eligen los niños alrededor de los 7 o 8 meses de edad, ya que antes de esa edad, el aún bebé se percibe como uno mismo con su madre; después de esa edad de vida, los niños empiezan a interactuar aún más con el ambiente exterior a través de los sentidos, y el objeto de apego sirve a los niños como un puente entre su mundo interno y el mundo de afuera, de ahí el nombre de transición.
Por ello es muy normal que este peluche, juguete, mantita, o lo que sea que haya elegido naturalmente el bebé, sea comúnmente algo suave, que pueda adquirir el olor del niño o de la mamá, que pueda manipular, morder, jugar y aguante el uso rudo que él o ella misma le darán.
Este peluche es muy importante
Porque eso les da seguridad y tranquilidad, en los momentos de estrés o ansiedad, proporciona consuelo, en este objeto de apego, el niño puede expresar y/o proyectar sus emociones sin sentirse juzgado o que lo que siente está mal, le permite explorar y experimentar sus emociones de manera segura.
“Por lo que hay que evitar castigar a los niños quitándoles su juguete de apego, o amenazando que se lo van quitar o romper, eso sería quitarles un recurso para regular sus emociones, aunque no sobra decir, que el principal regulador de las emociones de los niños, son los padres”, afirma Luis.
Y aunque no todos los niños tienen un objeto de transición, y los niños que lo tienen gradualmente lo van dejando en la medida que van desarrollando otras estrategias de afrontamiento del mundo exterior y de regulación de sus emociones, en algunos casos, pueden llegar a dejar este objeto de transición hasta los 10 o 12 años de edad.
“Como papás, debemos ser responsivos de las necesidades emocionales de nuestros hijos para brindar un apego seguro y tengan mejores recursos de regulación emocional”, concluye el psicólogo Luis Conrado García de la Cerda.
¿Los adultos tenemos “objeto de transición”?
Finalmente, y por curiosidad, le pregunté al experto si en la etapa adulta existía algo que fuera el equivalente a los objetos de transición de la infancia, y me dijo esto: “Los adultos podemos atribuir algún significado a ciertos objetos que nos den tranquilidad. Por ejemplo, la foto de un familiar que ha fallecido pero que aún se platica con esa persona con el fin de conseguir la misma calma y consuelo que el niño encuentra con su peluche. También amuletos u objetos de la buena suerte que si no se sale con ellos se tiene la sensación de que todo irá mal en el día, o una almohada, libros, “n” cantidad de cosas a las que podemos darles ese simbolismo de tranquilidad”.
Para enterarte de toda la información que necesitas sobre salud y bienestar síguenos en Facebook y TikTok.