REFRESCOS

Qué le pasa a tu salud si tomas al menos 3 veces a la semana refresco

México es uno de los países que más consume bebidas azucaradas, en concreto el promedio de refresco de un mexicano al año es de 166 litros

Conoce qué le pasa a tu salud si tomas al menos 3 veces a la semana refresco
Conoce qué le pasa a tu salud si tomas al menos 3 veces a la semana refrescoCréditos: Canva
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David Kershenobich, titular de la Secretaría de Salud, en la famosa conferencia mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum, señaló que México es uno de los países que más consume refresco en el mundo y a continuación, te diremos qué le pasa a tu salud si tomas al menos 3 veces a la semana esta bebida.

El titular de la Secretaría de Salud fue contundente e indicó que México es uno de los países que más consume bebidas azucaradas, en concreto el promedio de refresco de un mexicano al año es de 166 litros.

“Un mexicano consume en promedio 166 litros de refresco al año, somos uno de los países que más consumimos bebidas azucaradas”.

Esto le pasa a tu salud si tomas al menos 3 veces a la semana refresco

Lejos de ser solo "calorías vacías", el consumo frecuente del refresco desencadena una cascada de reacciones fisiológicas que pueden comprometer seriamente el bienestar a mediano y largo plazo. 

Estas son las posibles consecuencias de tomar refresco al menos 3 veces a la semana:

Aumento de peso y riesgo de obesidad

Uno de los efectos más directos y evidentes es su contribución al aumento de peso y al desarrollo de obesidad. Una sola lata de refresco regular puede contener entre 35 y 45 gramos de azúcar, lo que equivale a casi 10 cucharaditas. Consumir esta cantidad tres veces a la semana supone un aporte calórico extra significativo que, con el tiempo, fácilmente se traduce en kilos de más. Estas calorías líquidas son particularmente engañosas porque no generan la misma sensación de saciedad que los alimentos sólidos, lo que lleva a un exceso de ingesta calórica total. El cuerpo metaboliza este exceso de azúcar transformándolo en grasa, que se almacena principalmente en el área abdominal.

Mayor probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2

El impacto en el metabolismo del azúcar es profundo y peligroso. La carga glucémica masiva y recurrente obliga al páncreas a producir cantidades excesivas de insulina para procesarla. Con el tiempo, este sobreesfuerzo constante puede conducir a una resistencia a la insulina, donde las células del cuerpo dejan de responder adecuadamente a esta hormona. La resistencia a la insulina es el precursor fundamental de la diabetes tipo 2. 

Estudios epidemiológicos han encontrado una correlación sólida entre el consumo de solo una porción de refresco azucarado al día y un riesgo significativamente mayor de desarrollar este padecimiento, por lo que hacerlo tres veces por semana coloca a la persona en una zona de alto riesgo.

Tomar refresco aumenta la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2. (Foto: Canva)

Daño Dental 

La salud bucal es una de las grandes perdedoras en este hábito. Los refrescos son una doble amenaza para los dientes: por un lado, el azúcar sirve como alimento para las bacterias cariogénicas de la placa dental, que a su vez producen ácidos que desmineralizan y corroen el esmalte, lo que ayuda a la formación de caries. Por otro lado, los propios ácidos presentes en estas bebidas (como el ácido fosfórico y cítrico) causan erosión dental directa, debilitando el esmalte protector y haciendo que los dientes se vuelvan más amarillos, sensibles y propensos a las fracturas. Este proceso erosivo es irreversible y debilita la estructura dental de forma permanente.

Desmineralización ósea 

Un efecto menos conocido, pero igual de preocupante es la afectación de la salud de los huesos. Muchos refrescos, particularmente los de cola, contienen ácido fosfórico. Altos niveles de este compuesto en la sangre pueden alterar el delicado balance de minerales del cuerpo. Para neutralizar esta acidez, el organismo se ve forzado a recurrir a sus reservas alcalinas, principalmente el calcio, que es extraído de los huesos. Un consumo frecuente, como tres veces por semana, puede contribuir a una disminución gradual de la densidad mineral ósea con el paso de los años. Esto aumenta la fragilidad de los huesos y eleva el riesgo potencial de sufrir fracturas y desarrollar osteoporosis, especialmente en mujeres.

Posibles problemas renales y cardiovasculares

El impacto sistémico del refresco también alcanza a órganos vitales como los riñones y el corazón. La alta ingesta de azúcar se asocia con aumento de presión arterial, inflamación crónica y niveles elevados de triglicéridos, todos ellos factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares. Simultáneamente, el ácido fosfórico puede promover la formación de cálculos renales en personas susceptibles al crear un ambiente en la orina más propicio para que se formen cristales de oxalato de calcio. La combinación de obesidad, resistencia a la insulina y estrés renal crea una tormenta perfecta que puede dañar gravemente la salud a largo plazo.

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