El dolor crónico no hace distinción alguna, ataca a las personas por igual, no sabe de tiempo, de legislación ni de falta de presupuesto, así lo expresa el doctor Guillermo Eduardo Arechiga Ornelas, coordinador de Medicina Paliativa y Dolor del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara.
En entrevista con Su Médico, el miembro del Comité de Expertos en Dolor Crónico, alerta que el dolor crónico se ha convertido en una pandemia silenciosa que ataca en México y que actualmente no se cuenta con recursos etiquetados para atender a las personas, por lo que es necesario otorgar un presupuesto de al menos 7 mil millones de pesos para hacer frente a esta crisis de salud pública.
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Aréchiga Ornelas también alerta de los riesgos que conlleva el dolor crónico para la población en caso de que no se atienda de manera oportuna, pues esta enfermedad causa daños al cerebro que tardan años en regenerarse. A esto se suman otras afectaciones físicas, emocionales, sociales y económicas que merman la vida de las personas.
P: ¿Qué representa para usted este Comité de Expertos en Dolor Crónico que se conformó en febrero pasado y por qué cree usted que es importante que haya una iniciativa de este tipo?
R: Nos parece que es un grupo que va a poder aportar, no solamente herramientas, estrategias, sino información y educación para nuestros familiares, a nuestros pacientes, que va a ser de muchísima utilidad, sin duda. Entonces muy contentos porque se haya formado este este grupo de trabajo.
P: El día que se conformó el Comité usted dijo que el dolor crónico no espera, no sabe de tiempo, ¿cómo estamos en México actualmente?
R: El dolor crónico es una pandemia, así como hemos tenido una pandemia que todos hemos sufrido, el dolor es una pandemia que se ha venido a instalar de una manera silenciosa, pero cuando está este fenómeno, no solamente repercute en su entorno familiar, laboral. Este fenómeno no se visualiza sino que al revés, se hace como una condición natural, normal, pues eso no ayuda, no se avanza en términos de poder decir que debe de haber una organización, una estrategia para hacer que este dolor que es tan frecuente epidemiológicamente hablando, que podamos sumarnos para establecer principios, presupuestos, leyes, entrenamiento y educación en diferentes formas de manera vertical y de manera transversal, en las universidades, en la sociedad civil, en las comunidades, pero también en aquellos organismos políticos y públicos para que se observe que tener dolor no es una condición de castigo divino, sino que es una condición que merece ser tratada, aliviada de manera oportuna independientemente de que estemos pasando como comentábamos por elecciones o por partidos no tiene distingos, no hay horas, no hay Semana Santa, nada. El dolor está ahí presente como un recordatorio íntimo que solamente quien lo padece y sufre entenderá.
P: A veces normalizamos que nos duela algo y lo vamos dejando pasar, pero creo que lo que dice es muy claro, nadie tiene que aguantar vivir con dolor crónico y debe haber más estrategias y más acciones de de parte de las autoridades para impulsar que haya una mejor atención, ¿no doctor?
R: Así es. El dolor es una enfermedad que cuando se hace crónico es una enfermedad en sí misma, es decir, cambia la estructura, la vida, hay cambios cerebrales por cada año que uno padece de dolor crónico, haciendo que el cerebro disminuya de volumen y esto habla de que hay una organicidad, es decir, una biología que está siendo afectada por condiciones o mal diagnosticadas o difícilmente tratadas o ambas, o también hay una falta de organización para identificar los especialistas, los fármacos y toda esta serie de elementos.
El dolor crónico es, como su nombre lo dice, por meses, por años de padecerlo y quien lo padece se aísla, se siente minusválido, se siente aislado, le llamamos invalidismo, es como esta sensación de ya no quiero salir porque pues siempre estoy con mi cara de enojada porque el dolor no se me quita. Me quiero acostar rápidamente. Mejor vayan ustedes. Entonces empieza a crear un entorno que quienes cuidan también a esta persona con dolor también empiezan a sufrir tanto cuidadores primarios es decir los que están alrededor de quienes están cuidando y el propio paciente se siente mal porque es una carga.
P: ¿Existe algún dato de cuánto tiempo se puede reducir la vida de alguien que vive con dolor crónico si no es atendido?
R: Sí, es una de las cosas que hemos aprendido. Dentro de las escalas de mayor intensidad del dolor, el cáncer de páncreas es uno de los cánceres más dolorosos, cuando este paciente no tiene un alivio del dolor, una vez identificado el diagnóstico, en los próximos tres a seis meses se reduce la sobrevida, es decir el dolor puede estar asociado a una acortamiento cuando menos de la sobrevida. Si se quita el dolor a través de procedimientos analgésicos, quimioterapia, este paciente puede lograr vivir más del establecido que normalmente va a vivir alguien sin esa técnica analgésica.
En el paciente de fibromialgia se sabe que el reducción de la materia gris de un centímetro cúbico por año de dolor significaría que ese estado degenerativo del cerebro va a tardar una vez controlada la fibromialgia, y el dolor asociado a la fibromialgia, un periodo directamente proporcional a los años de dolor su cerebro. Si tiene cinco años en el proceso crónico degenerativo, tendremos que dar tratamiento para cinco años para que éste se vuelva a recuperar.
P: Doctor, cuál sería el llamado qué hace usted a las autoridades ahorita, también considerando que hay un cambio de gobierno próximamente?
R: Deberíamos de exigir presupuesto para atención del dolor. La atención del dolor en nuestro país no tiene presupuesto y esa no existencia nos ha llevado entonces a una falla para poder decirle al Legislativo que va a llevar la iniciativa al Ejecutivo y ésta a su vez al SAT para decirle a ver de cuántos millones o miles de millones estamos hablando por primera vez.
Se puso una cantidad que se necesita por año para atender el dolor medianamente, ni siquiera suficientemente, pero por primera vez, 7 mil millones de pesos y esto significa que aquí en el hospital donde yo estoy no existe un presupuesto para tratar el dolor en nuestro estado de Jalisco tampoco, y en ninguno de los 32 estados de la República.