DISCAPACIDAD

8M: Para protestar, cuando tienes una discapacidad, las calles no se toman en igualdad

Por tres años seguidos, la contingenta de mujeres con discapacidad salen a las calles a exigir su derecho al acceso a la salud digna, inclusión, igualdad y alto a la violencia sistemática de género

Las mujeres con discapacidad salen a tomar las calles
Las mujeres con discapacidad salen a tomar las calles Créditos: Cortesía de Jenny Mulini
Escrito en ESPECIALIDADES el

En México, al menos 22 millones de mujeres viven con alguna discapacidad. Así como muchas otras mujeres, las mujeres discas también son víctimas de violencias sistemáticas, falta de oportunidades, represión, machismo y ausencia de una atención adecuada y digna de salud. 

ONU Mujeres detalla que estas violencias pueden generar condiciones económicas y sociales inferiores; un mayor riesgo de violencia y abuso (como violencia sexual); prácticas discriminatorias basadas en el género y acceso limitado a la educación y la atención sanitaria, incluida la salud sexual y reproductiva. 

Bajo este contexto, Jenny Mulini, mujer de 35 años con discapacidad motriz de una comunidad indígena de la Huasteca Hidalguense, desde hace tres años organiza junto con otras compañeras y aliadas la contingencia de mujeres con discapacidad en la Ciudad de México que salen a las calles cada 8 de marzo a exigir sus derechos a través de ”Mexicanas con Discapacidad”, un espacio seguro para ellas dentro de un movimiento de miles de otras mujeres.

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en México hay 6,179,890 personas con algún tipo de discapacidad, lo que representa 4.9 % de la población total del país. De ellas 53 % son mujeres. Así mismo, las mujeres con alguna discapacidad tienen una prevalencia ligeramente mayor que los hombres en casi todas las entidades con excepción de Chiapas, Hidalgo, San Luis Potosí y Tabasco.

Estadísticamente las mujeres con algún tipo de discapacidad, en especial aquellas con discapacidad intelectual, viven más violencias, discriminación y falta de información sobre su salud general y su salud sexual y reproductiva.

Acceso a las marchas feministas, un piso que no es parejo para todas 

En el 2020 acudí por primera vez a una marcha con una compañera también usuaria de silla de ruedas. Estábamos intentando alcanzar a nuestra contingencia y sucedió que comenzaron a gritar “denle paso a las sillas de ruedas”. Ahí me di cuenta de que aunque vivimos la misma condición de género, no somos incluidas de la misma forma a la marcha por otras mujeres, porque nos redujeron a objetos, detalló Jen con asombro. 

(Foto: Cortesía de Jenny Mulini)

Así mismo, la especialista en psicoterápia y terapia sexual Elizabeth Patricia Pérez Santis, mujer originaria de una comunidad indígena de Huixtán, Chiapas con discapacidad visual de nacimiento, comentó a SuMédico que su perticipación dentro de las movilizaciones del 8M tuvieron lugar hasta el 2022 debido a la falta de espacios dedicados a mujeres con alguna discapacidad dentro de las marchas.

“Las marchas y los movimientos feministas en las calles no los podemos tomar todas las mujeres en igualdad de condición y también desde los feminismos nos segregan, por eso no somos vistas muchas veces”. 

Desde los contextos de las periferias, en zonas rurales y en ciudades como San Cristóbal de las Casas, las mujeres con discapacidad son mucho menos visibles que en la capital del país porque “las condiciones no se los permiten o facilitan”, indica Elizabeth Pérez. 

“Todos los feminismos, están con sus banderas y no ven a los feminismos desde la discapacidad sin tomar en cuenta que en algún momento de nuestras vidas, todas vamos a atravesar la discapacidad sí o sí sin excepción”. 

Marchar por una  atención médica digna, una de las principales consignas de las mujeres con discapacidad

Jen Mulini, integrante del movimiento de Personas con Discapacidad y de Mexicanas con Discapacidad señala que después de su primera participación en la marcha del 8M en 2020 y haber experimentadio una situación en la que no fue tomada en cuenta como una mujer que marcha, sino como “un objeto”, en 2022 organizó junto con otras mujeres un espacio inclusivo, accesible y seguro, con las medidas necesarias para poder manifestarse plenamente. 

Dentro de las principales consignas, Jen menciona la exigencia de una atención y acceso a la salud digna. En palabras de la también periodista, “hay muchos diagnósticos tardíos o por ejemplo en las áreas rurales indígenas ni siquiera hay un diagnóstico ni una atención médica digna para mujeres con discapacidad”. 

(Foto: Cortesía de Elizabeth Pérez)

Jenny detalla que algunas de las exigencias que las mujeres con discapacidad durante las movilizaciones del 8M son cuestiones básicas que a nadie le pasan por la mente: contar con infraestructura adecuada para que cualquier persona con discapacidad o sin ella acceda a los hospitales y centros de salud o contar con consultorios adaptables para aquellas que no pueden moverse libremente o tienen dificultad para hacerlo.

“Yo soy usuaria de silla de ruedas y el personal médico me ha dicho para hacerme una mastografía ‘¿oye, pero no te puedes parar pero ni poquito para alcanzar el aparato? O por ejemplo, cuando he ido al ginecólogo mis piernas son espásticas, lo que quiere decir que no puedo separar mis rodillas de manera voluntaria, entonces también los comentarios son como de ‘oye, pero relájate, oye, pero abre las piernas’ cuando no puedo”, detalla Jenny.

Recibir empatía por parte del personal médico y un trato digno también forma parte de sus exigencias, pues la infantilización así como la negación de un servicio de salud sin la presencia de un ‘adulto responsable o cuidador’ es recurrente, en especial entre las mujeres con alguna discapacidad intelectual. 

Así mismo, se exige la inclusión de una perspectiva en discapacidad, lenguaje de señas apropiado para personas sordas y braille para mujeres con discapacidad visual en los centros de salud y hospitales con el fin de proporcionar información para que conozcan qué procedimientos médicos llevarán y cómo deben ejecutarse para prevenir violencias. 

“Me parece preocupante que actualmente muchas mujeres y niñas sigan viviendo violencia a sus derechos sexuales y reproductivos porque siguen siendo esterilizadas sin su consentimiento. Muchas no saben que las intervienen porque no saben lo que les hacen en los procesos médicos debido a que no las informan. Incluso por esa falta de información pueden ser violadas y muchas veces no hay forma de darse cuenta porque tampoco las familias saben”. 

(Foto: Cortesía de Jenny Mulini)

Al respecto, la especialista en psicoterápia y terapia sexual Elizabeth Patricia Pérez Santis, comenta que una de las principales carencias, dentro de todas las que existen en el sistema de salud, son las que tienen que ver con la salud sexual y reproductiva para infancias, adolescencias y mujeres con alguna condición de discapacidad porque no existe actualmente educación pertinente.  

“Los derechos sexuales y reproductivos de entrada no hay quien los garantice. El Estado no los garantiza por la falta de presupuesto y planeación de protocolos de información”. 

Sin embargo, tanto Jenny como Elizabeth son conscientes de que la causa no está perdida y que cada año son más las mujeres con alguna discapacidad que exigen sus derechos al acceso a la salud de forma digna y segura, libre de violencias de género.

“En el primer año fuimos 50 mujeres, en este esperamos ser muchas más”

Con 50 mujeres con discapacidad y aliadas al inicio de la marcha de 2022, Jenny comenta que a la contingenta se sumaron más mujeres que venían con sus hijos en carriolas, mamás de personas con discapacidad y muchas más, terminando con un total de 70 mujeres. 

Este número de personas la enorgulleció, pues la respuesta de muchas mujeres discas fue grande. No obstante, en 2023, se rebasaron todas las expectativas: el contingente de la capital pudo congregar a más de 150 mujeres con discapacidad y aliadas entre ellas mujeres de la comunidad sorda, mujeres con discapacidad visual, baja visión o ceguera y también mujeres con discapacidad motriz. 

“Algo que me pone muy contenta es que este 2024 también vamos a tener en la contingenta un grupo de mujeres autistas que el año pasado se lanzaron pero tuvieron una marcha complicada porque no se sentían abrazadas por la misma comunidad. En esta marcha, esperamos crear un ambiente más cuidado para todas y así incidir más en los movimientos feministas, porque nosotras somos parte de ellos”, concluye.

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