Desde hace más de 200 años se tiene conocimiento de un fenómeno ambiental conocido como “islas de calor urbanas”. Este concepto se refiere a la presencia de mucho aire caliente en zonas céntricas de la ciudad, detalla la doctora Elda Luyando, investigadora del grupo de Cambio Climático y Radiación Solar del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México, a Ciencia UNAM.
Tanto las grandes edificaciones, el suelo de concreto, la falta de áreas verdes y pocos cuerpos de agua favorecen que la radiación solar se disperse de forma más lenta, provocando subidones de temperatura considerables que afectan la salud humana.
Hoy en día, las islas de calor representan un riesgo para la salud humana, dado que los grandes centros urbanos como la Ciudad de México viven olas de calor que podrían aumentar las probabilidades de mortalidad en personas vulnerables a ellas, señala Javier Martín-Vide, investigador de la Universidad de Barcelona para Gaceta UNAM.
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¿Qué es el efecto isla de calor y quienes son los más afectados?
El efecto isla de calor urbana es un fenómeno (por lo general nocturno) que se produce en las áreas urbanas donde las temperaturas son significativamente más altas que en las zonas rurales aledañas. Suaumento, de acuerdo con Ecología Verde, se relaciona directamente con la actividad humana en las grandes ciudades y la infraestructura de esta.
“Las islas de calor no se presentan todo el día, ni durante todo el año. Hay condiciones meteorológicas que permiten su aparición como el cielo despejado, el viento en calma o muy suave y cuando la radiación solar mantiene caliente el aire de la ciudad”, señala la especialista Elda Luyando.
Las personas más propensas a sufrir por las altas temperaturas son las personas adultas mayores o que viven diversas enfermedades crónicas, respiratorias, mentales, renales o de tipo cardiovasculares, indicó el especialista Martín-Vide.
Los trastornos más comunes producidos por las altas temperaturas son cansancio o malestar general, problemas respiratorios, insolación, deshidratación, fatiga e incluso un aumento de la mortalidad por insolación.
¿Cómo podemos prevenir su incidencia en nuestra salud?
Javier Martín-Vide aclara que el aumento de la intensidad de las islas de calor en las ciudades dependerá del incremento o no de la población y las pérdidas ambientales que puedan tomar para disminuir la incidencia del calor, destacando el aumento de parques, techos ecológicos y caminos verdes como un efecto refrescante para las islas de calor.
“Además, deben sustituirse los suelos impermeables por permeables que permitan almacenar agua de lluvia o de riego. Asimismo, todos debemos estar implicados en los buenos hábitos: la movilidad sostenible, la autoprotección en tiempos más calurosos y pautas de consumo más moderadas”, concluyó.
(Con información de Gaceta UNAM, Ciencia UNAM, Ecología Verde).