ATAQUE CARDÍACO

¿Te enojas constantemente? Así puede influir la ira en un ataque cardíaco

Un estudio encontró que la ira puede llevar a un ataque cardíaco mediante un daño a las arterias

Así pueden influir tus emociones en un ataque cardíaco.
Así pueden influir tus emociones en un ataque cardíaco. Créditos: Canva
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Recurrir a la ira constantemente puede dañar temporalmente la capacidad de los vasos sanguíneos para dilatarse adecuadamente. Dicho bloqueo conlleva al endurecimiento de las arterias, por lo cual, podría existir un mayor riesgo de tener un ataque cardíaco. Así detalla un estudio publicado en la revista ‘Journal of the American Heart Association’, reporta American Heart Association. Este estudio se sumaría a las investigaciones sobre la relación emocional con los ataques cardíacos.

“La ira es la mala función de los vasos sanguíneos. Afecta la función de las arterias, lo que está relacionado con el riesgo de un futuro ataque cardíaco”, menciona Daichi Shimbo, principal autor del estudio.

De acuerdo con la Secretaría de Salud, en México cerca de 220 mil personas fallecieron por enfermedades cardiovasculares en 2021 de las cuales 177 mil fueron por infarto al miocardio que puede ser prevenible al evitar o controlar los factores de riesgo, como el tabaquismo, la presión arterial alta, el colesterol elevado y la diabetes no controlada.

¿Cómo afecta la ira al sistema cardiovascular?

Según MedlinePlus, la mayoría de los ataques cardíacos son provocados por un coágulo que bloquea las arterias coronarias. Las arterias coronarias llevan sangre y oxígeno al corazón. Si el flujo sanguíneo se bloquea, el corazón sufre por falta de oxígeno y las células cardíacas mueren. Un ataque cardíaco puede presentarse por una interrupción en la placa, provocando que las plaquetas sanguíneas y otras sustancias formen un coágulo de sangre en el sitio que bloquea la mayor parte o todo el flujo de sangre oxigenada a una parte del miocardio.

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El portal añade que la causa del ataque cardíaco no siempre se conoce, sin embargo, existen factores de riesgo conocidos. Un ataque cardíaco puede ocurrir cuando la persona está descansando o durmiendo, después de un aumento súbito en la actividad física, cuando está activo afuera con clima frío y después de un estrés emocional o físico súbito e intenso, incluyendo una enfermedad.

Fundación Española del Corazón informa que La Guía Europea de Prevención Cardiovascular incluye desde 2012 el estrés entre los factores de riesgo cardíaco, pues determinadas emociones pueden influir en la salud cardiovascular, interviniendo en el desencadenamiento de determinados trastornos cardíacos. La razón es que situaciones estresantes pueden afectarnos influyendo en trastornos, como elevación de la presión arterial.

“Además de esta vía fisiológica, el estrés y la ansiedad llevan a las personas a cambiar significativamente sus hábitos de vida por otros menos saludables, como comer en exceso o ingerir además alimentos hipercalóricos, dormir menos, hacer menos ejercicio, consumir más alcohol café...”, explica Julia Vidal,  psicóloga miembro del Consejo de Expertos de la Fundación Española del Corazón (FEC).

¿Por qué la ira puede incidir en un ataque cardíaco?

Dentro del estudio reclutaron a 280 personas jóvenes adultas aparentemente sanos sin antecedentes de enfermedad cardíaca o accidente cerebrovascular, sus factores de riesgo relacionados, condiciones de salud mental graves u otras enfermedades crónicas. En un laboratorio, se les pidió relajarse durante 30 minutos. Investigadores midieron la presión arterial y la frecuencia cardíaca, junto con pruebas para medir la salud de las células endoteliales.

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Después de tomar las mediciones iniciales, los individuos fueron asignados aleatoriamente a una de cuatro tareas. Durante un período de ocho minutos se les pidió a distintos grupos recordar en voz alta recuerdos personales que les provocaran ira, recordar en voz alta recuerdos que le evocaran ansiedad, leer frases en voz alta que evocaran tristeza y contar en voz alta para permanecer en una condición emocionalmente neutral.

Tras ello, volvieron a tomarse mediciones. En comparación con el grupo emocionalmente neutral, las personas que recordaron recuerdos que provocaron ira vieron una capacidad disminuida de sus vasos sanguíneos para dilatarse, teniendo una reducción a más de la mitad. Este efecto alcanzó su punto máximo 40 minutos después de la tarea de recordar la ira y luego la función volvió a la normalidad.

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