La Clínica Mayo explica que el cáncer de piel se suele desarrollar en la piel expuesta al sol. Pero esta forma frecuente de cáncer también puede ocurrir en zonas de piel que normalmente no están expuestas a la luz solar, a continuación, te diremos las señales que NO debes ignorar sobre esta enfermedad.
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Puedes reducir el riesgo de padecer cáncer de piel limitando o evitando la exposición a la radiación ultravioleta (UV). Revisar la piel para detectar cambios sospechosos puede ayudar a detectar el cáncer de piel en sus estadios iniciales.
Las señales que NO debes ignorar sobre el cáncer de piel
El cáncer de piel es uno de los tipos de cáncer más comunes en el mundo, y su incidencia ha ido en aumento en las últimas décadas. La principal causa es la exposición prolongada y sin protección a la radiación ultravioleta del sol o de fuentes artificiales como las camas de bronceado. Detectarlo a tiempo puede marcar la diferencia en su tratamiento y pronóstico.
A continuación, te mostramos las principales señales del cáncer de piel para que puedas identificarlas y acudir al médico si es necesario:
- Cambios en los lunares o manchas preexistentes
Uno de los signos más característicos del cáncer de piel es la modificación de lunares ya existentes o la aparición de nuevos. Es importante aplicar la regla ABCDE:
- Asimetría: Un lunar con una mitad diferente a la otra puede ser sospechoso. Normalmente, los lunares benignos son simétricos y homogéneos.
- Bordes irregulares: Si los bordes son desiguales, dentados o poco definidos, es una señal de alarma, ya que los lunares normales tienen bordes bien definidos.
- Color desigual: La presencia de varios tonos en un mismo lunar (marrón, negro, rojo o azul) puede ser indicativa de malignidad. Un lunar benigno suele ser de un solo color uniforme.
- Diámetro mayor a 6 mm: Aunque no todos los lunares grandes son peligrosos, aquellos que superan los 6 mm deben ser revisados por un especialista.
- Evolución: Cualquier cambio en tamaño, forma, color o sensación (picazón, dolor) debe ser revisado por un dermatólogo, ya que los lunares benignos suelen permanecer estables a lo largo del tiempo.
- Aparición de nuevas lesiones en la piel
El desarrollo de una mancha, llaga o bulto que crece con el tiempo sin causa aparente puede ser un signo temprano de cáncer de piel. Estas lesiones pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, aunque son más comunes en áreas expuestas al sol, como la cara, el cuello, las manos y los brazos. Es importante prestar atención a cualquier lesión que no desaparezca o que cambie de forma y color con el tiempo.
- Heridas que no cicatrizan
Una llaga o úlcera en la piel que no cicatriza después de varias semanas, que sangra con facilidad o que reaparece tras haberse curado temporalmente, puede ser un síntoma de carcinoma basocelular o escamocelular, dos de los tipos más comunes de cáncer de piel. Si una herida tarda más de lo normal en sanar o parece empeorar, es crucial acudir a un especialista para su evaluación.
- Picazón, dolor o sensibilidad en una lesión cutánea
Aunque muchas lesiones cancerosas no causan dolor al principio, algunas pueden volverse sensibles, picar o doler con el tiempo. Este síntoma es especialmente preocupante si se presenta en una lesión que también ha cambiado de apariencia. El picor persistente o el dolor sin causa aparente en una zona de la piel debe ser motivo de consulta médica.
- Zonas enrojecidas o inflamadas alrededor de una lesión
La inflamación, el enrojecimiento persistente o la formación de costras en la piel pueden ser signos de un crecimiento anormal de células cutáneas. En algunos casos, estas áreas pueden parecer irritadas o escamosas, lo que puede confundirse con afecciones dermatológicas benignas como la dermatitis. Si estos cambios persisten o se agravan, es fundamental acudir al médico para un diagnóstico adecuado.
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