¿Sabes cuándo hay que cambiar las fundas de las almohadas? Aunque parece un tema irrelevante, la verdad es que cambiar las fundas de las almohadas con regularidad es necesario pues está relacionado con ciestiones de higiene. A continuación, te contamos qué pasa si no cambias las fundas de tus sábanas con frecuencia y por qué debes hacerlo.
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¿Por qué debo cambiar las fundas de mis almohadas con frecuencia?
De acuerdo con Glamóur, cambiar las fundas de tus almohadas es necesario para mantener sana la piel de tu rostro. Así como lo lees, y por eso es importante saber cuándo cambiarlas ya que al dormir sobre ellas, nuestro rostro entra en contacto con polvo, celulas muertas, grasa y bacterias que pueden ocasionarnos diversos problemas cutáneos.
Si tienes una rutina de skincare y aún así no ves grandes resultados, puede que el problema esté en las fundas de tus almohadas. Al recostar la cabeza sobre las fundas de las almohadas, tu rostro queda en contacto directo con la tela que por días ha estado acumulando bacterias, piel muerta, sudor, saliva, cabellos e incluso ácaros del polvo. Todo esto daña el cutis.
Además de esto, UnoTV señala que una de las consecuencias de no cambiar las fundas de tus almohadas es que a la hora de dormir en tu rostro empiezan a aparecer brotes de acné o piel grasa que antes no presentaba.
¿Cuándo debo cambiar las fundas de mis almohadas y cómo lavarlas?
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Kingston, nuestra cama puede albergar hasta 1.5 millones de bacterias, por lo que además de dañar nuestra piel, puede hacer que nuestro sistema inmune se debilite y nos enfermemos con más facilidad. Por ello se recomienda cambiar las fundas de las almohadas cada semana.
Así mismo, una forma efectiva de lavarlas es meterlas a la lavadora con temperatura máxima, sepáralas por color para evitar que se destiñan y usar un detergente suave para no irritar tu piel cuando las vuelvas a poner en tus almohadas.
Si hay manchas, puedes dejarlas remojando por media hora en una cubeta de agua con un litro de vinagre. Lávalas en un ciclo suave de la lavadora. Por último, sécalas al aire libre o en secadora a baja temperatura.
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