Lavar los trastes es una tarea del hogar de la que no podemos escapar y aunque parece muy simple tallarlos con una esponja remojada en jabón, la realidad es que no es lo ideal. Te decimos por qué deberías empezar a lavar los trastes con un cepillo en lugar de la clásica esponja.
Casi siempre se usa la esponja para lavar los trastes y remover la suciedad y es que nos permite tallar bien los restos de comida sin que los materiales de la vajilla o los cubiertos se dañen.
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Sin embargo, lavar los trastes con una esponja no es lo mejor para nuestra salud ya que albergan una gran cantidad de bacterias que terminan impregnados en los utensilios de cocina y que luego, nos causan infecciones importantes.
Al respecto, un estudio realizado por investigadores en Noruega y retomado por CNN menciona que las esponjas podrían no ser la forma más higiénica de lavar los platos debido a que suelen tener bacterias como la salmonela, las cuales sobreviven mejor en las esponjas por que le brindan un ambiente húmedo y con restos de comida.
Razones para lavar los trastes con un cepillo
El científico investigador Trond Moretro, del Instituto Noruego de Investigación Alimentaria Nofima, asegura que se ha visto en estudios que las esponjas albergan más bacterias que los cepillos de cocina.
El experto es autor del estudio “Niveles bacterianos y diversidad en esponjas de cocina y cepillos para lavavajillas utilizados por los consumidores”, publicado en el Journal of Applied Microbiology, donde se detalla que razón de que las esponjas de uso diario sean tan sucias es que nunca se secan, lo que les da a las bacterias el ambiente perfecto para proliferar.
“Una sola esponja puede albergar un número mayor de bacterias que el de personas en la Tierra”, menciona el estudio.
No todas las bacterias presentes en las esponjas de cocina son dañinas, sin embargo, algunas como la salmonella pueden ser muy peligrosas y se transmiten fácilmente de las esponjas a los utensilios de comida como los trastes, las superficies de cocina y los cubiertos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que la Salmonella es una de las cuatro principales causas de enfermedades diarreicas. En muchos casos es leve, pero en otros, puede ser mortal.
El problema es que esta bacteria es muy resistente y puede sobrevivir durante varias semanas o meses en un ambiente húmedo, como el de las esponjas de cocina.
La infección que causa, denominada salmonelosis, se caracteriza por la aparición de síntomas como fiebre, dolor abdominal, diarrea, náuseas y vómitos. Estas molestias se presentan de manera brusca entre 6 y 72 horas después del contacto con la bacteria y la infección puede durar aproximadamente 7 días.
La Salmonella sobrevive mejor en las esponjas
Los hallazgos de los investigadores muestran que las esponjas facilitan un rápido crecimiento de bacterias como la Salmonella porque son húmedas y tienen restos de comida los cuales también alimentan a los patógenos. Además, es inevitable que esto ocurra a pesar de usar métodos de desinfección de las esponjas como ponerlas a hervir, meterlas al microondas o remojarlas en agua con cloro.
“Es muy difícil que los consumidores eviten la proliferación de bacterias en las esponjas mientras no las cambien a diario o con frecuencia”, puntualiza el investigador Moretro.
Afortunadamente, puede haber una alternativa y se trata de los cepillos para trastes. Estudios de laboratorio demostraron que las bacterias nocivas no sobrevivían tan bien en los cepillos para trastes como lo hacen en las esponjas.
Para comprobarlo, expertos tomaron muestras de 34 esponjas de cocina y de 35 cepillos para trastes que se usaban de cinco a seis veces por semanas en las casas de personas que vivían en Portugal y Noruega.
Los resultados mostraron que los niveles generales de bacterias eran menores en los cepillos en comparación con las esponjas, pero cuando se trataba de Salmonella, los cepillos mostraron una reducción significativa del número de patógenos comparado con las esponjas.
Este efecto era aún más evidente en los cepillos que se dejaban secar en las noches, mientras que en aquellos que se dejaban en al agua o dentro de una bolsa no mostraban diferencias.
Las esponjas mostraron un alto nivel de proliferación de la bacteria Salmonella sin importar las condiciones de almacenamiento o si las limpiaban con métodos como enjuagarlas con agua y jabón, desinfectándolos con cloro o metiéndolos al microondas.
En conclusión, los investigadores determinaron que los cepillos para trastes que se dejan escurrir o secar después de cada uso tienen un número mucho menos de bacterias, incluyendo algunas más peligrosas como la salmonella.
“Se observaron niveles bacterianos más bajos en los cepillos usados ??que en las esponjas, y la Salmonella murió más rápidamente en los cepillos”, se lee en el estudio.
Los expertos detallan que la forma del cepillo permite que se seque rápidamente, lo que favorece que las bacterias mueran y no proliferen. Por otro lado, estos utensilios de limpieza tienen un mango que impide el contacto directo con las manos y con ello, un menor riesgo de contaminación cruzada.
¿Cómo elegir un buen cepillo para trastes?
Si te decides a cambiar tu esponja por un cepillo para trastes, los autores del mencionado estudio tienen algunas recomendaciones para elegir uno adecuado:
- Elige cepillos de cerdas naturales para lavar los trastes
- Asegúrate de que tengan un mango que evite que lo toques directamente
Después de cada uso asegúrate de dejar el cepillo en una posición que permita que se escurra y se ventile correctamente. No lo dejes sumergido en el agua con jabón ni sobre una superficie húmeda, mucho menos sobre los trastes sucios.
En caso de que quieras seguir usando una esponja, solo procura dejarla escurrir y secar después de cada uso, lavarla bien para quitarle todos los residuos y cambiarla por una nueva cada dos o tres semanas.
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