El ejercicio aeróbico podría ayudar al tratamiento de la enfermedad del hígado graso no asociada al consumo de alcohol. Así detalla un nuevo estudio publicado en la revista ‘Metabolism’. Esto podría abrir nuevas oportunidades para identificar el proceso en pacientes y diseñar estrategia que permitan prevenir la progresión de esta enfermedad, reporta el medio Infosalus.
“Nuestros descubrimientos revelan que el ejercicio aeróbico, es decir, una actividad física moderada prolongada en el tiempo, ayuda a metabolizar las grasas porque reduce el tamaño de las gotas de lípidos y por tanto la gravedad de la enfermedad”, menciona María Isabel Hernández-Álvarez, autora del estudio.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, se estima que entre un 20% a 30% de la población mundial presenta hígado graso no alcohólico. El hígado graso no alcohólico representa una de las causas más frecuentes de alteraciones crónicas en las pruebas de función hepática en las personas que no presentan síntomas.
¿Qué pasa cuando una persona tiene el hígado graso?
Según Mayo Clinic, la enfermedad del hígado graso no alcohólico es un problema en el hígado que afecta a las personas que beben casi nada o nada de alcohol. En la enfermedad del hígado graso no alcohólico es acumulada la grasa en el hígado. Algunas personas pueden desarrollar esteatohepatitis no alcohólica, un tipo de enfermedad grave donde el hígado se inflama y sufre daños. Cuando esta empeora, puede derivar cicatrices hepáticas graves o cáncer de hígado.
Manual MSD informa que hígado graso por lo general no causa síntomas. Algunas personas pueden sentirse cansadas o presentar molestias abdominales vagas. El hígado tiende a aumentar de volumen, por lo cual puede ser detectado por el médico durante la exploración. Para su diagnóstico puede requerir análisis de sangre, pruebas por imagen o una biopsia hepática.
American College of Gastroenterology detalla que el hígado graso es parte de un síndrome metabólico caracterizado por diabetes o prediabetes, elevación de los lípidos sanguíneos como el colesterol o triglicéridos, así como hipertensión. Sin embargo, existen diversos factores que podrían contribuir, como estrés oxidativo, producción y liberación de proteínas inflamatorias tóxicas o necrosis o muerte de células hepáticas.
¿Por qué el ejercicio aeróbico podría ayudar al hígado graso no alcohólico?
Para llegar a los resultados detallados, el equipo de investigadores utilizó ratones alimentados con una dieta alta en grasas con 0,1% de metionina y una dieta deficiente en colina con el fin de emular la esteotohepatitis no alcohólica. En ambos modelos, el ejercicio aeróbico disminuyó el tamaño de la acumulación excesiva de gotitas de lípidos unidas a las mitocondrias, demostrando los efectos del ejercicio aeróbico.
“En el estudio encontramos una disminución en el contenido relativo de ácidos grasos saturados en las membranas mitocondriales hepáticas de animales que habían hecho ejercicio. Esto nos sugiere que la fluidez de la membrana aumenta en estas mitocondrias”, destaca María Isabel Hernández-Álvarez.
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