Con la llegada del frío, nuestra piel se convierte en la primera línea de defensa contra los elementos más hostiles. El viento gélido, la baja humedad y los cambios bruscos de temperatura al entrar y salir de lugares con calefacción comprometen su función barrera, dejándola vulnerable, deshidratada y propensa a la irritación y la sensibilidad. Por lo que se vuelve clave saber cómo cuidar la piel durante esta temporada.
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Mantener una piel saludable y radiante durante esta temporada requiere ajustar nuestra rutina de cuidado. No se trata solo de una cuestión estética, sino de salud dermatológica.
Los consejos para cuidar tu piel en temporada de frío
Hoy te presentamos algunos consejos prácticos y efectivos, avalados por especialistas, para que tu piel no solo sobreviva, sino que prospere durante los meses invernales:
- Hidratación profunda
La crema hidratante que usabas en verano probablemente no sea suficiente para el invierno. El frío contrae los poros y ralentiza la producción de sebo natural, mientras que la calefacción interior elimina la humedad del ambiente. Es fundamental cambiar a texturas más ricas y emolientes, que contengan ingredientes como ácido hialurónico, glicerina, ceramidas o manteca de karité.
- Limpieza suave en tu piel
Limpiar la piel en invierno es un acto de equilibrio: necesitas eliminar impurezas sin despojarla de sus aceites esenciales. Debemos evitar los limpiadores agresivos con sulfatos y alcohol, que resecan e irritan. Opta por fórmulas suaves, cremosas o en base a aceite o leches de limpieza.
Estos productos limpian en profundidad sin alterar el manto hidrolipídico de la piel, dejándola limpia pero no tirante. Realiza este ritual dos veces al día, por la mañana y por la noche, con agua tibia –nunca caliente–, ya que el agua a alta temperatura puede empeorar la sequedad y provocar enrojecimiento.
- Utilizar protector solar
Uno de los mayores errores en el cuidado de la piel invernal es guardar el protector solar hasta el verano. Los rayos UVA, responsables del envejecimiento prematuro, mantienen su intensidad durante todo el año y atraviesan las nubes e incluso los cristales. La nieve, además, puede reflejar hasta el 80% de la radiación solar, intensificando la exposición.
Utilizar un protector solar de amplio espectro con un FPS de 30 o superior cada día es no negociable. Aplícalo en rostro, cuello y manos como el último paso de tu rutina matutina. Este hábito no solo previene manchas y arrugas, sino que protege contra el daño celular acumulativo.
- Exfoliar tu piel
Cuando la piel está seca, la acumulación de células muertas puede hacer que se vea opaca y que los productos hidratantes no penetren correctamente. La exfoliación es clave, pero debe ser suave y estratégica. Cambia los exfoliantes físicos granulosos por enzimáticos o químicos suaves como el AHA (ácido láctico) o el PHA.
- Nutre e hidrata desde el interior
La belleza de la piel también se construye desde adentro. En invierno, nuestro cuerpo necesita un extra de recursos para combatir la deshidratación. Incrementa el consumo de agua, infusiones y caldos. Incorpora alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 (como salmón, nueces y aguacate), que fortalecen la barrera lipídica de la piel, y antioxidantes (frutos rojos, cítricos, verduras de hoja verde), que combaten el estrés oxidativo causado por las condiciones ambientales.
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