JUVENTUD

¿Quieres mantenerte joven? La clave podría estar en entrenar perros

Una investigación innovadora con veteranas militares estadounidenses demuestra que el entrenamiento de perros de servicio para otras personas no solo reduce el estrés psicológico, sino que puede revertir el envejecimiento celular

Entrenar perritos podría ser la clave para mantenerse joven
Entrenar perritos podría ser la clave para mantenerse joven Créditos: (Canva)
Escrito en VIDA SANA el

Los perros son los mejores amigos de los humanos, además de llenarnos de felicidad nos pueden ayudar a mantenernos jóvenes, según señala una nueva investigación.

El simple acto de entrenar perros podría estar reprogramando nuestro reloj biológico a nivel celular. Un estudio pionero realizado con veteranas de las fuerzas armadas de Estados Unidos afectadas por trastorno de estrés postraumático (TEPT) revela que la convivencia y adiestramiento canino no solo mitigan el estrés psicológico, sino que pueden literalmente retrasar el envejecimiento biológico. Esta investigación, publicada en la revista Behavioral Sciences, marca un antes y después en el entendimiento de cómo las intervenciones con animales impactan nuestra fisiología más básica.

Lo extraordinario de este trabajo, desarrollado por un consorcio de universidades y la organización Warrior Canine Connection, es que se centró en mujeres veteranas—un grupo tradicionalmente subestudiado a pesar de reportar tasas más altas de TEPT—y midió por primera vez cambios a nivel celular mediante el análisis de telómeros. Además, el diseño del estudio permitió descubrir una reveladora desconexión: cómo nos sentimos emocionalmente no siempre refleja lo que está sucediendo en nuestro cuerpo a nivel biológico.

¿Cómo se realizó la investigación?

El estudio dividió aleatoriamente a mujeres entre 32 y 72 años con TEPT en dos grupos: uno que participó activamente en el entrenamiento de perros de servicio durante ocho semanas, y otro que observó videos de adiestramiento canino durante el mismo periodo. La clave del diseño fue que las participantes no recibían perros para sí mismas, sino que los entrenaban para sus compañeras veteranas que los necesitaban, añadiendo un componente de propósito altruista a la intervención. 

Las sesiones de una hora semanal fueron meticulosamente controladas para asegurar la comparabilidad entre ambos grupos, estableciendo las bases para determinar qué aspectos del beneficio provenían específicamente de la interacción activa con los animales.

El adiestramiento canino ayudó a las mujeres a reducir el estrés psicológico y a revertir el envejecimiento celular. (Foto: Canva)

Los resultados de la investigación fueron sorprendentes 

El resultado más impactante emergió al analizar los telómeros—las estructuras protectoras en los extremos de los cromosomas que se acortan naturalmente con el estrés y la edad—en muestras de saliva de las participantes. Las veteranas que entrenaron perros mostraron un aumento medible en la longitud de sus telómeros, indicando menor envejecimiento celular, mientras que el grupo de control que solo vio videos experimentó el patrón opuesto. Este efecto fue particularmente pronunciado en mujeres con experiencia directa en combate: aquellas que entrenaron perros mostraron las mayores ganancias en longitud telomérica, mientras que las del grupo control con historial combativo sufrieron las disminuciones más marcadas, sugiriendo que la intervención canina podría contrarrestar específicamente el desgaste celular asociado al trauma severo.

Beneficios psicológicos 

Curiosamente, ambos grupos—entrenadoras y observadoras—reportaron mejoras psicológicas similares mediante cuestionarios validados, con reducciones significativas en síntomas de TEPT, ansiedad y estrés percibido. Este resultado sugiere que la atención estructurada y la participación en cualquier actividad organizada ofrece valor terapéutico para la salud mental, pero solo la interacción física con los animales genera beneficios medibles a nivel celular. Los investigadores especulan que el componente táctil, la responsabilidad del cuidado y la conexión emocional bidireccional con los perros activan mecanismos fisiológicos que van más allá del aprendizaje pasivo.

Aplicaciones más allá del ámbito militar

Aunque los investigadores son cautelosos en extrapolar sus hallazgos más allá de la población estudiada, Cheryl Krause-Parello, vicepresidenta de investigación de la Universidad Atlántica de Florida y autora principal, señala que "los enfoques no tradicionales, como conectar con animales, pueden ofrecer un apoyo significativo. Estas relaciones brindan seguridad y estabilidad emocional". 

El estudio sugiere que no es lo mismo simplemente tener un perro que entrenarlo activamente, ya que las habilidades aprendidas—como refuerzo positivo e interpretación del comportamiento animal—pueden fortalecer los vínculos con mascotas en el hogar, creando un círculo virtuoso de apoyo emocional.

El poder terapéutico del propósito altruista

Un elemento crucial del diseño del estudio fue que las participantes entrenaban perros para otras personas, no para sí mismas. Este componente de servicio añadió una capa de significado y propósito que pudo potenciar los beneficios observados. Las investigadoras plantean que el altruismo activa sistemas de recompensa cerebral que modulan la respuesta al estrés y promueven la resiliencia psicológica. La combinación de interacción con animales y propósito de servicio podría así crear una sinergia particularmente poderosa para contrarrestar los efectos del trauma y el estrés crónico.

Este estudio rompe paradigmas al demostrar que intervenciones no farmacológicas como el entrenamiento canino pueden influir en procesos biológicos fundamentales relacionados con el envejecimiento y la resiliencia al estrés. Sus hallazgos abren nuevas puertas para el desarrollo de terapias complementarias que aprovechen la conexión humano-animal, no solo para veteranos militares sino potencialmente para cualquier persona que experimente estrés postraumático o crónico. 

La investigación continúa explorando cómo estas intervenciones podrían adaptarse a otros grupos poblacionales y cómo sus efectos se mantienen a largo plazo, pero ya ha establecido un precedente importante: a veces, la medicina más poderosa no viene en un frasco, sino con cuatro patas y una cola que menea.

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