¿Alguna vez te limpiaste la nariz y encontraste mocos con sangre? ¿Te has preguntado qué significa? Puede sonar alarmante, pero en la mayoría de los casos no es motivo de preocupación grave. En ocasiones se relaciona con factores como el clima, alergias o sonarte la nariz con demasiada fuerza.
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Encontrar sangre en los mocos no debe ignorarse si ocurre con frecuencia o en grandes cantidades. Diversos factores pueden estar involucrados y a continuación te contamos cuáles son las causas más comunes y qué señales podrían indicar que es momento de consultar al médico.
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¿Por qué ocurren los mocos con sangre?
De acuerdo con Verywell Health, los mocos con sangre suelen ser pedazos de mucosa que se secaron en la nariz y pueden ocurrir cuando el tejido se irrita. La mucosa absorbe la sangre, lo que cambia los mocos de un color claro, a rojo. Cuando es un poco de sangre, no hay razón para preocuparse. Sin embargo, si el sangrado persiste o fluye desde tu nariz, es un sangrado nasal y debe tratarse. Estas son algunas posibles causas:
- Introducir algo o rascarse dentro de la nariz
- Frotarse la nariz de forma persistente
- Exponerse a aire seco generado por sistemas de calefacción
- Sonarse la nariz con demasiada fuerza
- Fumar
- Consumir alcohol en exceso
- Inhalar ciertos químicos como amoníaco, gasolina o ácido sulfúrico
Causas relacionadas con condiciones médicas
Existen otras causas relacionadas con ciertas condiciones de salud, que pueden provocar sangrado nasal, y pueden ser las siguientes:
- Inflamación de las fosas nasales debido a resfriados, alergias o infecciones sinusales
- Congestión que causa la dilatación (ensanchamiento) de los vasos sanguíneos, haciéndolos más vulnerables a lesiones
- Traumatismo en la nariz, incluyendo una fractura nasal o la presencia de un objeto atascado en la nariz
- Cirugía de senos paranasales o cirugía transesfenoidal (de la hipófisis)
- Tabique desviado (un desplazamiento en el tejido que divide las fosas nasales) que genera un flujo de aire anormal, lo cual provoca sequedad y grietas en la piel
- Trombocitopenia (niveles bajos de plaquetas en sangre, necesarias para la coagulación)
- Hipertensión (presión arterial alta)
- Hemofilia, enfermedad de von Willebrand y otros trastornos hereditarios de sangrado
- Tumor en la nariz o los senos paranasales
Causas relacionadas con medicamentos
De acuerdo con Verywell Health, el uso de estos medicamentos y/o drogas puede resecar el tejido o dificultar la coagulación, lo que puede provocar mucosidad sanguinolenta:
- Medicamentos anticoagulantes y antiplaquetarios (diluyentes de la sangre): Jantoven (warfarina), Plavix (clopidogrel), Eliquis (apixabán), Savaysa (edoxabán), Pradaxa (dabigatrán) y Xarelto (rivaroxabán)
- Antiinflamatorios no esteroides (AINEs): Advil, Motrin (ibuprofeno), Aleve, Naprosyn (naproxeno), Bayer, Ecotrin, Bufferin (aspirina), Actron y Orudis (ketoprofeno)
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) (antidepresivos)
- Corticoesteroides intranasales
- Ciertos antibióticos
- Aerosoles nasales descongestionantes, como Afrín (oximetazolina)
- Inhalación de cocaína o anfetaminas
- Medicamentos y suplementos homeopáticos: Dong Quai, ajo, matricaria, jengibre, ginkgo biloba, ginseng y vitamina E
¿Cómo tratar los mocos con sangre en casa?
Para evitar dañar el delicado tejido de tu nariz, es fundamental usar siempre un pañuelo en lugar de los dedos al limpiarte. Esto reduce el riesgo de causar rasguños o pequeñas heridas que puedan desencadenar sangrados. Además, si los mocos están secos o adheridos, aplicar unas gotas de solución salina ayuda a humedecer el área, facilitando su eliminación sin lastimarte. Estos simples pasos protegen tus fosas nasales y previenen molestias innecesarias.
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Cuidar de la salud de tu nariz no solo evita incomodidades como los mocos con sangre, sino que también protege el delicado tejido nasal. Adoptar medidas simples como el uso de solución salina, evitar hurgar en exceso y mantener una buena higiene puede marcar la diferencia en la prevención de molestias mayores. Si los mocos con sangre son recurrentes o se acompañan de otros síntomas, consulta a un profesional médico para descartar problemas subyacentes.
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