Nadie enseña a ser padre, ni madre. Por ello, día con día aprendemos qué funciones y que no funciones. En algunos días sobrellevamos este continuo aprendizaje con herramientas que permiten una relación saludable. Sin embargo, otros días la frustración, el estrés y el enojo nos lleva a tomar acciones y palabras de las cuales nos arrepentimos. ¿Por qué llevar la pelea hacia la reconciliación con nuestros hijos? Aquí te lo decimos.
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Hacer las paces con tu hijo es un proceso profundamente significativo y transformador que puede fortalecer la relación familiar y promover un ambiente de amor y comprensión mutua. A lo largo de la vida, las relaciones entre padres e hijos pueden atravesar momentos de tensión y conflicto. Sin embargo, buscar la reconciliación no solo beneficia el bienestar emocional de ambas partes, sino que también sienta las bases para una comunicación más abierta y respetuosa en el futuro.
Por más pequeña o grande que sea la pelea, la reconciliación permitirá fomentar y fortalecer los lazos de confianza, respeto y cariño. Conforme el hijo crecerá, esto permitirá estar en su vida sin mayor conflicto. ¿Cómo llegar hacia la reconciliación? Continúa leyendo esta nota para conocerlo. Recuerda que también puedes acudir con un profesional de salud para recibir asesoramiento.
¿Qué hacer si he peleado con mi hijo?
De acuerdo con ABC Familia, las razones por las cuales madres y padres se sienten enfadados con los hijos son varias. Aunque madres y padres lo atribuyen a que los hijos no escuchan, la mayoría suele ser porque los hijos no escuchan lo que sus padres quieren comunicarse. Esto provoca retos para la crianza debido al sentimiento pérdida de control, incluso cuando el control a otro ser humano es imposible. Entre los problemas más comunes están:
- Tu hijo no tiene permiso antes de hacer algo
- Tu hijo no cumple con las solicitudes
- El temperamento de tu hijo es enérgico y se niega a cooperar
- La etapa de desarrollo de tu hijo es negativa
- La personalidad de tu hijo es difícil de encajar con los padres
Bebés y más detalla que en la comunicación con nuestros hijos pasarán por momentos de negociación, de enfado, de discusión, de reconciliación, de acercar posturas, entre otros. Todos estos momentos está bien transitarlos, aceptarlos y entenderlos. La clave está en cómo hacerlo para evitar afectar la relación.
Eresmamá aconseja que primero padres e hijos se den un espacio íntimo para pensar las cosas. De esa manera, pueden recapacitar sobre los errores de cada uno, desvanecer la ira y dejar el orgullo a un lado. Después, pueden darse la oportunidad de escuchar a la otra persona. Así, se puede entender cuáles fueron los motivos que lo llevaron a actuar de esa manera. Por último, dialogar sobre la solución y recordar al hacer las paces no solo se beneficia la relación en el hogar, también se una enseñanza: el diálogo es el ideal para solucionar las diferencias y aprender a vivir en sociedad.
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