Mentirles a los niños es una actividad que suele repetirse en la crianza. Algunos padres y madres deciden recurrir a la mentira para crear escenarios mágicos, apaciguar el dolor o como método para retrasar información que consideran impertinente para la edad de su hijo. Aunque cada una de estas razones está fundamentada en cuidar al niño y darle una educación adecuada… ¿Qué tan recomendable es hacerlo?
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Probablemente recordamos varias mentiras que nuestros padres y madres nos dijeron en nuestra infancia, como la existencia de los Reyes Magos o Santa Claus. Esas mentiras nos crearon recuerdos donde la magia, el misterio y la alegría abundaron. Tal vez no nos dejaron mayor repercusión que desilusión cuando nos dijeron la verdad, pero otras mentiras pueden tener diversas consecuencias.
Durante la infancia, niñas y niños aprenden a generar un lazo de confianza con sus familiares, especialmente con sus progenitores. Si en algún punto este lazo llega a quebrarse o dañarse, probablemente tengan dificultad para generar confianza con otra persona. ¿Qué otros riegos pueden existir detrás de la mentira? Conócelos aquí.
¿Cómo afecta la mentira en los niños?
De acuerdo con American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, los padres y madres a menudo se preocupan cuando sus hijos dicen mentiras, especialmente cuando son mayores. Cuando las y los niños tienen entre 4 a 5 años suelen inventar historias como manera de diversión o confusión entre realidad e imaginación. Sin embargo, la mentira en otra etapa puede hablar sobre falta de responsabilidad y esa manera de evadirla puede aprenderse desde casa.
Bebes y más informa que todos los niños dicen mentiras, pues es un signo de proceso cognitivo. Niñas y niños necesitan aprender lo que está en la mente de la otra persona para saber lo que la otra persona sabe y lo que no sabe. Aunque hay una relación de juego, a la larga mentir no es deseable en el desarrollo social, por ello es necesario que padres y madres se relacionen mediante la honestidad y confianza.
El portal añade que padres y madres son el espejo donde niños se miran y aprender. Si se busca educar a hijos en la sinceridad y honestidad, es necesario replicarlo en la vida diaria. Por más pequeños que sean, son excelentes observadores. Esto hace que noten cuando algo no marcha bien en la casa o sepan cuando un integrante está triste o preocupado. Además de ello, hablar con la verdad fomenta confianza.
Eresmamá explica que educar a hijos mediante la verdad, la sinceridad y la actitud honesta permitirá que no existan comportamientos poco adecuados en el presente o el futuro. A la par, es necesario recordar que cuando una mentira es descubierta aparece la desconfianza y la decepción hacia la persona que dijo la mentira. Si en algún punto ese ciclo de confianza se rompe, será difícil restaurarla. Niñas y niños también pueden pasar por momentos de rabia al no comprender por qué sus padres les mienten.
Eresmamá destaca que si quieres que tu hijo no sienta decepción, tristeza, ira y desconfianza hacia ti, es necesario no mentirles. Al evitar mentir les ayudarás a entender la relevancia de la comunicación asertiva, la confianza y la necesidad de ser sinceros. Probablemente evitar la mentira cueste salir de la zona de confort, pero ayudará a crear un espacio de relación segura entre padres e hijos.
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