Las y los niños son personas inteligentes, creativas, capaces, curiosas, divertidas e ingeniosas. Poseen todo un conocimiento que nos impulsa para volver a maravillarnos de la vida. Con sus juegos y su entusiasmo nos invitan a descansar de la vida adulta. Aunque la presencia de un infante en nuestra vida tiene diversos beneficios, no todo es felicidad, especialmente cuando llegan los berrinches, los gritos y el consentir en exceso.
El cariño que tenemos hacia las y los niños provoca que cedamos de vez en cuando. Cuando relucen sus encantos, los ‘no’ pueden convertirse en una serie de ‘sí’. Y claro, el educar a una persona no tiene que convertirse en una serie de reglas estrictas. También deben existir recompensas, regalos y sorpresas. ¿Qué pasa cuando esto se nos va de las manos? ¿Qué sucede cuando consentimos en exceso?
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Como a cualquier otra persona, las y los niños también necesitan límites. Los límites permiten que construyan valores y comprendan las situaciones que nos juegan en contra para cumplirle su deseo. Además, les permiten valorar y entender el trabajo de las cosas. ¿Por qué es necesario evitar consentir en exceso a un niño? ¿Cómo evitar caer en este error? Continúa leyendo esta nota para conocer las respuestas.
¿Qué significa consentir a un niño?
De acuerdo con Bebés y más, para muchas personas el consentir puede tratarse de dar regalos y cumplir todos los caprichos de los niños, mientras que para otros, consentir se trata de dar afecto, demostrar el cariño por medio de contacto físico o con palabras de amor. Sin embargo, el consentimiento es dar a las y los niños todo lo que quieren, cediendo a sus deseos.
Guía Infantil explica que en muchos momentos madres y padres consienten en cosas que consideran con poca importancia. En algunas ocasiones lo justifican para evitar un berrinche y mantener la paz en el hogar. La falta de tiempo con los hijos también suele llevar a darles lo que les piden para aliviar la culpa. O puede ser porque no queremos pelear con los hijos al regresar del trabajo.
Es Mental detalla que cuando madres y padres no permite vivir a las y los niños vivir con esas frustraciones necesarias para entender la vida, como que no todo lo que quiere es posible, puede acarrear una serie de consecuencias. Las y los menores pueden convertirse en personas egoístas, caprichosas, inseguras y ansiosas. Además, pueden incurrir en conductas que lleven a no respetar la autoridad o el espacio de las demás personas. Eresmamá detecta otras consecuencias de consentir en exceso:
- Desarrollar una baja tolerancia a la frustración
- No descubren los recursos o las estrategias personales para afrontar los obstáculos y las dificultades
- Se crían en la sobreprotección lo que les impide desarrollar su propia autonomía y seguridad en ellos mismos
- Tienen dificultades para gestionar sus emociones
- No son capaces de comprender el valor de las cosas y el esfuerzo que implica obtenerlas
Guía Infantil destaca que debemos tener en cuenta que durante los primeros años, los pequeños están guiados por su instinto de autopreservación, buscando a su alrededor seguridad y confianza. Esto incluye objetos que llamen su atención y quieran traer consigo, sin importan si son de otros o no pueden darse. Es ahí donde madres y padres deberán evitar llegar a consentir en exceso. Por ello, el portal aconseja:
- Planificar los objetivos de una rutina diaria. Tener organización les ayudará a regular su disposición para las actividades que quieren realizar
- Utilizar consecuencias educativas, es decir, que niñas y niños reparen el daño causado por su comportamiento
- Manejo de frustración mediante juguetes. Explicarles que está bien equivocarse y pueden aprender
- Explicar diferencias entre necesidades y deseos. Así comprenderán cuándo pueden cumplir sus deseos y cuando no
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