Durante su 69° Congreso, la Asociación Española de Pediatría presentó un manual elaborado por su Comité de Promoción de la Salud, dirigido a familias en proceso de separación o divorcio, así como profesionistas de salud que atiendan dicho fenómeno, con la finalidad de dar un acompañamiento amigable y menos perjudicial para las y los integrantes, especialmente para hijas e hijos que pueden atravesar secuelas emociones durante años.
“La separación y el divorcio, así como los conflictos previos, son una fuente de estrés emocional que puede acarrear una desregulación importante en miembros de la familia. Si se aborda de forma amigable será más fácil que haya un buen ajuste a la nueva situación familiar", menciona la doctora Lefa S. Eddy.
Las repercusiones en niñas y niños pueden ser a nivel psicoemocional, académico social y económico; mientras los padres presentan ansiedad, estrés, labilidad emocional o pérdida de autoestima, dependiendo de quien tomó la decisión. Sin embargo, su estado también podrá repercutir en los hijos. En México, durante 2021 fueron registrados 149, 675 divorcios, representando un incremento del 61.4% respecto a 2020. Del total, el 10% fue resuelto por vía administrativa y el 90% vía judicial. Las principales causas fueron el divorcio incausado con 65.)% y el mutuo consentimiento con 32.7%. La edad promedio fue de 39.6 y 42.2 años, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
¿Cómo afecta a los niños el divorcio de sus padres?
American Academy of Child & Adolescent Psychiatry explica que las y los niños ante el divorcio de sus padres se sienten asustados y confundidos por la amenaza a su seguridad personal. Si los padres no les explican qué está pasando, el hijo o hija sobrellevará las consecuencias, pues normalmente suelen creer que son la causa del conflicto. Al asumir la responsabilidad de reconciliar la relación, son vulnerables tanto a enfermedades físicas, como mentales. De acuerdo con Manual MSD los efectos dependerán de la edad y etapa de desarrollo:
- Niños de 2 a 5 años de edad: dificultades al conciliar el sueño, rabietas, ansiedad por la separación
- Niños de 5 a 12 años de edad: tristeza, aflicción, ira intensa, temores irracionales (fobias)
- Adolescentes: inseguridad, soledad y tristeza. Al igual, consumo de drogas, alcohol o violencia; trastornos de conducta alimentaria, faltar a la escuela, volverse desafiantes o involucrarse en actividades de riesgo
“Para ello conviene que todas las personas del entono-familiares, profesionales sanitarios, profesores, etcétera, ayuden a niños a aceptar esta situación y a los padres a ejercer la parentalidad de manera conjunta y responsable, poniendo el cuidado y educación de sus hijos pos delante de su conflicto de pareja”, informa la doctora Cristina García de Ribera.
Para ello el Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría recomienda:
- Tener presente que los hijos no son propiedad de nadie
- No hacer que los hijos hagan de mensajeros. Los padres tienen la obligación de comunicarse entre ello
- Ambos padres tienen responsabilidad de hablar con los profesionales que ayuden, traten o asistan a sus hijos
- Los hijos no deben ser utilizados como instrumento para hacer daño
- Los niños necesitan alguien que los escuche
- Evitar hablar del padre o de la madre en frente del hijo
- Evitar tomar decisiones inmaduras, absurdas o ridículas por razones de orgullo
- Mostrar interés por el hijo, evitar que participe en el rencor
- No enfadarse si la o el hijo le dice ‘mamá’ o ‘papá’ a su ex pareja
- Buscar la ayuda de un profesional para ayudar a padres e hijos
(Con información de Instituto Nacional de Estadística y Geografía, American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, Manual MSD)