Terminar una relación amorosa puede ser tan doloroso como un duelo por un ser querido, puesto que significa modificar la rutina previamente establecida.
Según estudios, el apego romántico activa los mismos circuitos cerebrales relacionados con la adicción. Por eso, cortar una relación puede sentirse similar a dejar una sustancia: el cerebro extraña la dopamina y oxitocina liberadas durante los momentos de intimidad.
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Otros factores que pueden intervenir son el miedo a la soledad, dependencia emocional hacia la persona, recuerdos compartidos que mantienen vivo el lazo afectivo y una autoestima afectada por parte de alguna de las partes.
Antes, una ruptura implicaba distancia física. Hoy, con el duelo virtual, la separación se complica porque las redes sociales mantienen visible a la expareja. Aquí en Sumédico te explicamos todos los detalles.
¿Qué papel juegan las redes sociales en el duelo amoroso?
La exposición continua a imágenes, mensajes o actualizaciones de la persona amada refuerza el dolor emocional y retrasa la aceptación. Esto puede llevar a conductas como: revisar compulsivamente el perfil de la expareja, compararse con viejas o nuevas parejas o mantener contacto digital que impide cerrar el ciclo.
Las razones para este tipo de comportamientos pueden ser:
- Idealización del pasado: recordar solo los buenos momentos, olvidando los problemas.
- Rutinas compartidas: el día a día cambia drásticamente y genera vacío.
- Presión social y familiar: temor a decepcionar expectativas.
- Redes sociales: mantienen abierta la herida al impedir un corte real.
“Esta exposición constante funciona como una adicción conductual y se sostiene por la incertidumbre de no saber qué vamos a ver y qué tipo de reacción nos va a provocar: alivio, angustia, nostalgia. Es un circuito de recompensa equiparable al de un consumo problemático de sustancias”, sostiene Valentina Agüero Vera, psicóloga especializada del Centro Integral de Salud Mental Argentino (CISMA).
Para contrarrestar este tipo de comportamientos, la experta recomienda estrategias de autocuidado similares a las de otros duelos:
- Aceptar la tristeza como parte natural del proceso.
- Poner límites digitales, como dejar de seguir a la expareja.
- Buscar apoyo emocional en familia, amigos o terapia psicológica.
- Reconstruir rutinas que generen bienestar personal.
- Practicar actividades nuevas que fortalezcan la identidad individual.
“El seguimiento de la vida de la otra persona se vuelve una obsesión y los pensamientos invasivos -como por ejemplo pensar que la ruptura fue nuestra culpa, que hicimos todo mal, que nos vamos a quedar solos para siempre- pasan a ser parte de la regla”, agrega la experta.
Si después de varios meses persisten síntomas como depresión profunda, ansiedad, insomnio o incapacidad para realizar actividades cotidianas, es recomendable acudir a un psicólogo o psiquiatra.
Un duelo no resuelto puede derivar en depresión clínica si no se trata adecuadamente.
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