FELICIDAD

5 razones del por qué las mujeres divorciadas son más felices

Un estudio de la Universidad de Lausana encontró que las mujeres que se divorcian son más atractivas y felices

Estudios demuestran que las mujeres divorciadas son más felices
Estudios demuestran que las mujeres divorciadas son más felices Créditos: (Canva)
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En un principio el divorcio puede ser muy doloroso y difícil de aceptar, pero conforme pasa el tiempo vuelves a brillar y te das cuenta de qué eres más feliz y es que investigaciones han encontrado que las mujeres divorciadas son más felices y hoy te contamos las razones.

Un estudio de la Universidad de Lausana encontró que las mujeres que se divorcian son más atractivas y felices. Otra investigación realizada por la Universidad de Kingston del Reino Unido también revela que las mujeres divorciadas son más felices cinco años después de separarse, incluso más que su nivel promedio de felicidad a lo largo de sus vidas.

Las razones del por qué las mujeres divorciadas son más felices

Tiempo después del divorcio las mujeres son más felices y estas son algunas de las razones:

  • Recuperación de la autonomía y el poder de decisión

Tras el divorcio, las mujeres recuperan el control absoluto sobre sus vidas, decisiones económicas, tiempo y proyectos personales. Ya no necesitan negociar constantemente ni ceder en aspectos fundamentales de su existencia, desde cómo decorar la casa hasta cómo educar a los hijos o invertir sus recursos. Esta autonomía restaurada genera una profunda sensación de empoderamiento que contrarresta la frustración acumulada durante años de compromisos unilaterales. La capacidad de tomar decisiones sin tener que pedir permiso o justificarse se convierte en una fuente diaria de satisfacción y autoafirmación.

  • Liberación de la carga mental y desigualdad doméstica

Numerosos estudios demuestran que las mujeres casadas suelen cargar con la abrumadora mayoría del trabajo mental y doméstico, incluso cuando trabajan tiempo completo. El divorcio libera a las mujeres de la frustración constante de coordinar, recordar y ejecutar tareas para alguien que no contribuye equitativamente. Esta reducción drástica de la carga mental -esa lista interminable de preocupaciones domésticas invisibles- crea un espacio psicológico invaluable para el desarrollo personal, el descanso real y los pasatiempos postergados. La paz de llegar a una casa donde solo deben limpiar su propio desorden resulta profundamente terapéutica.

Un divorcio puede significar la liberación de la carga mental y desigualdad doméstica. (Foto: Canva)
  • Reencuentro con la identidad personal e íntima

El matrimonio tradicional suele diluir la identidad individual en la identidad de pareja, particularmente en el caso de las mujeres. El divorcio fuerza un reencuentro consigo mismas, redescubriendo gustos, pasiones y aspectos de su personalidad que habían sido suprimidos o negociados. Muchas mujeres experimentan un renacimiento íntimo y emocional, explorando su deseo sin culpa y estableciendo relaciones más equilibradas. Este proceso de autodescubrimiento, aunque inicialmente desafiante, conduce a una versión más auténtica y completa de sí mismas, libre de las expectativas y limitaciones del rol de "esposa".

  • Reducción del estrés por conflictos conyugales 

La tensión constante de una relación infeliz, las discusiones recurrentes y la convivencia forzada con alguien con quien ya no se comparte proyecto vital constituyen una fuente crónica de estrés que desaparece con el divorcio. La paz emocional que llega al terminar los conflictos diarios permite a las mujeres enfocar su energía en su propio bienestar y el de sus hijos. El silencio de una casa sin tensiones se convierte en un lujo cotidiano, y la estabilidad emocional resultante crea un ambiente más saludable para todos los habitantes del hogar, especialmente cuando hay niños involucrados.

Un divorcio también puede significar reducción del estrés por conflictos conyugales. (Foto: Canva)
  • Fortalecimiento de redes de apoyo y nuevas prioridades

El divorcio frecuentemente impulsa a las mujeres a fortalecer sus amistades y vínculos familiares, creando redes de apoyo más sólidas y nutritivas que las que tenían durante el matrimonio. Estas redes, compuestas principalmente por otras mujeres, proporcionan un sustento emocional y práctico que muchas veces falta en relaciones de pareja disfuncionales. Simultáneamente, las mujeres divorciadas tienden a reorientar sus prioridades hacia lo que realmente les importa: sus hijos, su carrera, su desarrollo personal y relaciones que sumen en lugar de restar, creando una vida con significado auténtico más allá del estatus marital.

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