Las relaciones íntimas aportan diferentes beneficios a la salud, pero también a la vida en pareja, sin embargo, existen diferentes razones por las que el deseo de intimidad disminuye por lo que es importante conocerlas.
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En la compleja trama de la vida en pareja, la intimidad física suele ser un termómetro de la conexión emocional y el bienestar individual. Sin embargo, es frecuente que, en algún momento, una o ambas personas experimenten una disminución significativa en su deseo íntimo.
¿Cuáles son las razones por las que el deseo de intimidad disminuye?
Atribuir esta baja de libido simplemente a la rutina o a la falta de amor es una simplificación que impide una solución real. La realidad es que el deseo es una respuesta neuroquímica y emocional sumamente sensible, influenciada por un ecosistema de factores entre los que se encuentran:
- Estrés
En la era moderna, el estrés actúa como un ladrón de energía y placer. Cuando el cuerpo está en un estado constante de alerta, libera altos niveles de cortisol, la hormona del estrés, que suprime la producción de las hormonas íntimas como la testosterona, crucial para el impulso libidinal tanto en hombres como en mujeres. La mente, abrumada por las preocupaciones laborales, financieras o familiares, tiene dificultades para "desconectarse" y permitirse ser vulnerable y receptiva al placer. La fatiga resultante, tanto mental como física, prioriza el descanso sobre el sexo, haciendo que la intimidad se sienta como una tarea más en una interminable lista de pendientes.
- Desequilibrios hormonales y condiciones médicas
El deseo íntimo está intrínsecamente ligado a nuestra bioquímica. Fluctuaciones o déficits hormonales, como una baja testosterona, hipotiroidismo o los cambios asociados al embarazo, postparto y la menopausia, pueden alterar drásticamente la libido. Además, condiciones médicas como la diabetes, hipertensión y ciertas enfermedades neurológicas pueden afectar la circulación sanguínea y la función nerviosa, impactando directamente la respuesta íntima. No se debe subestimar el efecto de medicamentos comunes, como los antidepresivos (ISRS), antihistamínicos y pastillas anticonceptivas, que suelen tener como efecto secundario una merma significativa del deseo.
- Dinámicas de pareja y conflictos no resueltos
La intimidad física difícilmente florece en un terreno emocional árido. Los conflictos recurrentes, la acumulación de resentimientos, la falta de comunicación afectiva y la sensación de desconexión emocional son potentes inhibidores del deseo. Cuando la interacción diaria se centra en la logística y las responsabilidades, la pareja puede comenzar a sentirse más como compañeros de cuarto que como amantes. La ausencia de complicidad, de miradas cómplices y de momentos de calidad fuera del dormitorio crea una brecha emocional que se traduce, inevitablemente, en una distancia física. La intimidad puede volverse mecánico o sentirse como una obligación, perdiendo su componente de placer y juego.
- Problemas de salud mental y bienestar emocional
La salud mental es un pilar fundamental para una intimidad plena. Condiciones como la depresión y la ansiedad no solo roban la energía y la capacidad de experimentar placer (anhedonia), sino que también distorsionan la imagen corporal y generan una narrativa interna negativa que aleja a la persona de la intimidad. Una autoestima baja puede hacer que alguien se sienta inseguro e indeseable, evitando el contacto por miedo al rechazo o a no satisfacer a su pareja. El manejo del estado de ánimo y la búsqueda de apoyo psicológico son, en estos casos, tan importantes como cualquier otro tratamiento.
- Factores relacionados con el estilo de vida y la rutina
La monotonía y la sobrecarga de responsabilidades pueden sofocar la chispa del deseo. Cuando la agenda está saturada de trabajo, labores domésticas y cuidados de los hijos, el tiempo y el espacio mental para la intimidad se evaporan. La pareja deja de priorizarse, y los encuentros íntimos, si ocurren, son programados y carentes de espontaneidad. Además, hábitos como el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo y una mala alimentación pueden afectar negativamente los niveles de energía y la salud cardiovascular, ambos esenciales para un funcionamiento íntimo óptimo. La falta de novedad y de esfuerzo por cultivar la erótica en la relación también contribuye a que la pasión se atenúe con el tiempo.
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