La monogamia es un modelo de relación en el que una persona se compromete emocional y sexualmente con una única pareja a lo largo de su vida o en un período específico. Es el modelo de pareja más común en muchas culturas del mundo. No obstante, también existen otros tipos de relaciones.
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¿Qué es la monogamia en una pareja?
La psicóloga Esther Perel, especialista en relaciones, explica que la monogamia ha sido históricamente idealizada en muchas sociedades, ya que se asocia con valores de estabilidad y exclusividad.
Sin embargo, en psicología evolutiva, esta práctica también ha sido vista como una estrategia para asegurar la crianza de los hijos, ofreciendo un entorno más predecible y seguro para el desarrollo infantil, según el psicólogo David Buss.
Brenda Margarita Macías Sánchez, jefa de Difusión y Extensión del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM, puntualiza: “Estudios sobre el tema sugieren que las formas de amor y las relaciones en este mundo hiperconectado están en constante cambio, y tanto los roles tradicionales como los de género se están transformando y conviviendo”.
La monogamia, en términos históricos, no siempre fue la norma. En muchas culturas ancestrales, el poliamor o relaciones múltiples coexistían con ella. Sin embargo, con la evolución de sociedades agrarias y la necesidad de heredar tierras y bienes de manera clara, la monogamia se institucionalizó en ciertas culturas.
Por ejemplo, Tim Birkhea, profesor de biología evolutiva de la Universidad de Sheffield, y autor del libro “Promiscuidad: una historia evolutiva de la competencia de espermatozoides”, señala que se puede apreciar claramente en sociedades como la inuit, que son habituales los conocidos matrimonios mixtos, en los que dos parejas se casan entre sí. Esto con el objetivo de garantizar el cuidado de los más pequeños.
Otras voces que hablan de la poligamia, son la antropóloga Sarah Hrdy, quien publicó que, a través de la promiscuidad femenina, la hembra se protege contra la infertilidad del macho.
“La gran antropóloga Sarah Hardy, mencionada por Macionis (2010), indica que en todas las especies, incluidos los humanos, la mejor madre era, en circunstancias ecológicas particulares y bastante normales, promiscua, pues así podía eludir la infertilidad masculina, aumentar sus probabilidades de tener un embarazo saludable y una descendencia fuerte, y crear una red más amplia de apoyo al tener a dos o tres hombres que pensaran que sus vástagos pudieran ser de ellos”, expone el documento “Transición del mito de la monogamia, hacia la plenitud del ser humano”.
Mientras que la antropóloga y bióloga estadounidense Helen Fisher, también ha mencionado que solo hay que fijarse en el resto de especies para darse cuenta de que la fidelidad "no es sólo insólita sino antinatural". Pues solo el 3% de los mamíferos es monógamo y no precisamente por gusto, sino porque, como se ha podido observar, "la infidelidad es una consecuencia necesaria de los procesos químicos cerebrales", publicó El Mundo.
Finalmente, y de acuerdo con Wendy Portillo Martínez, investigadora del Instituto de Neurobiología de la UNAM, frente a la pregunta de que si la monogamia en los humanos es una realidad o un mito, la investigadora destacó que “solo el 1% de las especies en la naturaleza es monógama y los humanos no somos una de ellas, sin embargo, la sociedad ha tratado de que seamos monógamos principalmente, para evitar problemas en la sucesión de los bienes”.
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