SÍNDROME DE HOUDINI

¿Qué es el síndrome de Houdini en la relación? Expertos lo explican

Según expertos, el síndrome de Houdini consiste en la incapacidad o la evitación de establecer vínculos emocionales profundos y duraderos con otra persona, en especial con tu pareja

Las parejas pueden evitar los compromisos y los conflictos
Las parejas pueden evitar los compromisos y los conflictos Créditos: Pexels
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Mucho se ha hablado en diversos sitios sobre el famoso síndrome de Houdini en el mundo de las parejas, pero ¿qué es exactamente? Te contamos todo al respecto. 

De acuerdo con expertos, el síndrome de Houdini consiste en la incapacidad o la evitación de establecer vínculos emocionales profundos y duraderos con otra persona, en especial con tu pareja. 

No obstante, este “síndrome” no está catalogado como tal en el Capítulo V de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), o en algún otro modelo psiquiátrico. Es decir, el síndrome de Houdini no es en realidad una patología reconocida por la ciencia, detalla Gaceta UNAM. 

Pero ¿por qué se habla tanto de este supuesto síndrome? De acuerdo con Ricardo Trujillo Correa, de la Facultad de Psicología de la UNAM, esto tiene que ver con la psicopatologización de la vida cotidiana, es decir, obedece a una actuación moral que busca sancionar y estigmatizar qué está bien o qué está mal. 

Síndrome de Houdini, ¿a qué se refiere exactamente?

Como su nombre lo indica, el supuesto síndrome de Houdini está inspirado en el célebre escapista Harry Houdini. ¿Cómo se relaciona con el amor? Al igual que el artista húngaro escapaba de situaciones complejas, así pasa con algunas personas que huyen de la pareja querida, detalla Salud180. No obstante, esto pasa por una situación actual que es más compleja de lo que se piensa. 

El psicólogo Ricardo Trujillo detalla para Gaceta UNAM que actualmente vivimos en una época en la que conocemos al otro de manera superficial, porque profundizar en él nos da miedo, aburre y/o cansa. 

En términos de relaciones amorosas, el otro se vuelve redundante, una molestia, un exceso, y lo único que nos queda es eliminar de la ecuación esa alteridad mediante la prisa y la tecnología, y vincularnos únicamente a fenómenos que tengan un carácter positivo. 

(Foto: Pexels)

Ahora la gente busca evitar los eventos conflictivos y todo aquello que sea dañino, que conlleve un compromiso o una responsabilidad con el otro, para conservar únicamente la sensación positiva de las cosas, domesticada y sin peso existencial. Este pensamiento aunque parece nuevo no lo es, pues la sociedad capitalista ha estado metida en esta dinámica a raíz de la aparición de internet y las redes sociales. 

En este contexto, es comprensible que la gente desee “escapar” de los compromisos amorosos donde existen más responsabilidades con el otro o la otra. 

Etapas del síndrome de Houdini 

El amor, ese sentimiento extasiante y complejo a la vez. Debido a que vivimos en un mundo apresurado, que te presenta tantas posibilidades y ninguna a la vez, la gente vive agobiada en cuanto a relaciones de pareja se refiere. 

En cuanto al síndrome de Houdini que, más que ser un síndrome catalogado por la ciencia, es una actitud de autoprotección a los posibles compromisos y conflictos que puede provocar tener una relación de pareja, algunas de las fases de esta actitud, de acuerdo con Salud180, son las siguientes:

  • Momento alto de la relación 

En ella experimentamos el enamoramiento en su máxima expresión. Sentimos que hemos encontrado a la persona perfecta. Sin embargo, esta fase es efímera.

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  • Dudas e inquietudes

Nos hace cuestionar la solidez de la relación. Las bases que parecían sólidas ahora se tambalean, y la incertidumbre comienza a asomarse.

  • Huida emocional 

En esta etapa, la persona que experimenta el síndrome se aleja de la relación, a veces sin previo aviso ni explicación. 

Cuando esto pasa, es importante comunicarnos con la otra persona, decirle lo que nos gusta y lo que no. Lo que nos agobia o lo que nos angustia para llegar a un mutuo acuerdo y, en la medida de lo posible, no afectarlo o afectarla de forma innecesaria. 

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