SISTEMA INMUNE

Nuestro sistema inmune se entiende con las neuronas y hormonas

Nuestro sistema inmune no es independiente del resto del organismo, ahora se sabe que se comunica con el cerebro y con las neuronas; así como con las glándulas que producen hormonas

El estudio de las interacciones entre el sistema inmune, nervioso y endócrino, permite entender el desarrollo de enfermedades.
El estudio de las interacciones entre el sistema inmune, nervioso y endócrino, permite entender el desarrollo de enfermedades. Créditos: Canva
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Nuestro sistema inmune nos defiende de las infecciones; sin embargo, también tiene un rol importante en la defensa contra el cáncer. Si no fuera porque tenemos un sistema inmune competente seguramente moriríamos a muy temprana edad.

No obstante, nuestro sistema inmune no es independiente del resto del organismo, ahora se sabe que se comunica con el cerebro y con las neuronas; así como con las glándulas que producen hormonas. Prueba de lo anterior es, por ejemplo, cuando estamos estresados debido a que haremos un examen y posterior al examen baja nuestro nivel de estrés y en consecuencia pescamos un resfriado por infección viral.

Otro ejemplo de esta interdependencia, son las mujeres embarazadas, las cuales tienen alteradas las hormonas y por ende son mucho mas susceptibles a infecciones vaginales. De esta manera ahora se habla de un nuevo supersistema fisiológico, llamado sistema Neuro-inmune-endócrino.

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El estudio de las interacciones entre el sistema inmune, nervioso y endócrino, son esenciales para entender el desarrollo de enfermedades como Parkinson, diabetes, obesidad, lupus, artritis, entre otras.

Sistema inmune: ¿Qué altera a las hormonas y facilita enfermedades

Además de lo anteriormente descrito, en la actualidad todos los seres vivos, incluidos los humanos, estamos expuestos a contaminantes clásicos (pesticidas y metales) y contaminantes emergentes (plásticos y fármacos), los cuales además de tener efectos tóxicos sobre el organismo, también provocan alteraciones hormonales (disruptores endocrinos) o neuronales.

Por lo que ahora se tienen evidencias científicas de que los niños expuestos a los plastificantes pueden desarrollar más fácilmente obesidad; así también la exposición a pesticidas puede alterar la producción de hormonas, además de inducir inflamación y predisponer a enfermedades autoinmunes, como lupus eritematoso o artritis reumatoide.

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Por otra parte, en el Siglo XXI enfermedades como depresión y ansiedad deben de ser estudiadas; sin embargo, para lograr entenderlas se requieren estudios mucho más integrales, pues hoy se sabe que no son exclusivas del funcionamiento cerebral, sino que por ejemplo las hormonas reproductivas juegan un papel esencial en los estados de animo de las personas. Pero no solo esto, ahora existen pruebas científicas de que los contaminantes ambientales e incluso nuestras bacterias intestinales (microbiota), regulan para bien o para mal el funcionamiento de nuestro cuerpo en la salud y en la enfermedad.

En este momento de la historia de la humanidad, la ciencia está viviendo momentos que se caracterizan por abordajes más integrales. Ahora no es suficiente con hablar de la salud física, hoy por hoy está claro que la salud psicosocial es indispensable.

Pero la Organización Mundial de la Salud, ha ido más allá pues ha impulsado los términos “Medicina Ambiental” y “One-Health” (Una sola salud), lo que promueve el desarrollo de políticas mundiales que no solo procuren la salud humana, sino que hoy por hoy es indispensable evaluar y conocer la salud del aire, del agua, del suelo, de los alimentos y de los animales que nos rodean, pues de esto depende no solo la salud humana, sino la salud del planeta y la supervivencia de las especies.