Este próximo 30 de marzo como cada año, se conmemora el Día Mundial del Trastorno Bipolar. Se aprovecha la fecha que se ajustó de acuerdo al cumpleaños del pintor holandés Vincent Van Gogh, que en discutidos reportes de psiquiatría forense se ha postulado que era portador del espectro bipolar.
Cada año la Sociedad Internacional de Trastornos Bipolares (ISBD por sus siglas en inglés), elige un lema para poder centrar la atención en distintos aspectos que abarca la vida de los pacientes que sufren de esta patología. En este año se eligió: “Fuerza para hoy, Esperanza para Mañana”. Esto con la finalidad de dar un contexto muy relevante al hecho de que nos tenemos que fijar como meta específica del manejo en que no se presentan cambios o fluctuaciones en el padecimiento, ya que pueden presentar diferentes consecuencias, más allá de sólo el movimiento emocional.
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Para esto, tenemos que recordar que el trastorno bipolar se caracteriza por rachas largas de varias semanas o meses donde la persona puede estar en medio de un trastorno depresivo mayor, o su contraparte, los episodios de manía o de hipomanía, donde la euforia es preponderante; claro con períodos en medio de temporadas variables de un estado de ánimo eutímico o, por así decirlo, normal.
El manejo está justamente diseñado para que los pacientes no sufran de estos cambios, se llegan a utilizar carbonato de litio u otros estabilizadores del estado de ánimo, así como antipsicóticos de última generación que pueden bajar de la manía, modular el afecto, o incluso ayudar en la mejoría depresiva; así como, en algunos casos, esquemas de antidepresivos de diversas familias. Se trata de un desorden crónico que requiere del monitoreo constante por parte de un médico especialista en salud mental, así como acompañarse de terapeutas o de expertos médicos de otros campos.
La fortaleza de subrayar el centrarnos en el hoy, para tener un mejor mañana, nunca ha sido tan importante como ahora, a la luz de los datos que nos ha ido aportando la ciencia en los últimos años de seguimiento a estas personas. Si logramos evitar lo más posible las fluctuaciones intensas en el estado de ánimo, los pacientes van a minimizar muchos mecanismos de daño cerebral, que son tóxicos para las neuronas y que, para mal, llevan a su deterioro y muerte. Estos episodios aumentan entre 3 y 6 veces la posibilidad de presentar enfermedades neurodegenerativas del sistema nervioso central como lo es la Enfermedad de Alzheimer.
Además de tomar conciencia del cuidado metabólico que se debe de seguir con estos pacientes, ya que se ha demostrado que tiene hasta 5-6 veces más problemas de colesterol, triglicéridos y glucosa que el resto de la población, con su consecuente incremento en las enfermedades cardiovasculares y los eventos vasculares cerebrales. Por esto es mandatorio, el monitoreo constante por parte de un médico internista, cada 6 meses o cada año de estos determinantes para poder garantizar una salud integral en estos pacientes.
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