PROBLEMAS DE SUEÑO

Mal sueño adolescente

El doctor Edilberto Peña habla sobre los problemas de sueño que presentan los adolescentes y que cada vez son más comunes

Los adolescentes tienen problemas para dormir
Los adolescentes tienen problemas para dormir Créditos: (Canva)
Escrito en OPINIÓN el

Son increíblemente comunes las quejas en el consultorio sobre los pésimos, por decirlo fácil, hábitos de sueño y de cuidado de parte de los adolescentes y adultos jóvenes. En cuanto fisiología del sueño hay que ser claros y contundentes, este grupo etario por la gran cantidad de cambios metabólicos y de desarrollo que se van teniendo requieren de 12-14 horas de sueño por día, es una etapa donde el cuerpo anda a velocidad forzada para modificar muchos sistemas y eso gasta energía y requiere de períodos largos para poder reponer esos déficits.
 Por supuesto, que esto no es para nada funcional, no podrían cumplir con las obligaciones que se necesitan para la escuela y para sus otros intereses, además de que definitivamente el ritmo de vida y agenda a estas edades son incompatibles con llevar este ritmo de recuperación de sueño. Así que debemos de partir del punto de que nuestros chavos entres los 13 y los 19 a 20 años van a tener una deuda de cansancio que es la que explica que, a cada rato muerto, en el coche, en un viaje, viendo una película o cuando se aburren se duermen al primer chance que tienen.


 Pero inequívocamente, todo adulto con un grado mínimo de prudencia se puede dar cuenta de los errores que cometen en su autocuidado de higiene del sueño y que a todas luces afecta su energía y desempeño diurno en su principal trabajo que es el escolar. Comencemos a relatarlos. Son increíblemente propensos a las siestas de día, pésima costumbre. Se van de fiesta largas con tremendo desvelo y por lo mismo juegan varias veces por semana con el mínimo de una rutina de sueño sonde se tiene una hora más o menos fija de irse a la cama.

Encima, en el mundo de la virtualidad, ya no sólo se desvelan por la convivencia cara a cara, la tentación de estar en videojuegos en línea donde además de divertirme estoy en contacto con mis mejores amigos o con amigos que puedo hacer al otro lado del mundo. Así como, el pasar tiempo en el infinito “scroll down” en el dispositivo inteligente, donde pongan la aplicación que ustedes quieran, pueden pasar horas y horas aparentemente inútiles viendo fotos, videos, tutoriales, capítulos de podcast o shorts sobre temas que les van interesando y comienzan el “surfeo” o “zapping” por el mundo del internet y cuando me doy cuenta ya es de madrugada. Estos eventos exponen al cerebro a una longitud de onda de luz azul que le dice al lóbulo frontal que tiene que estar despierto y funcional para poder absorber y procesar toda esa información, y a esto sumen el componente hedónico y de disfrute que da el estarnos recompensando con esta multitud de información y de comunicación que se siente muy bonito.

(Foto: Canva)


 
Y lo peor, es la edad de querer crear su propia identidad, con lo cual hay que marcar la raya con lo establecido, en principio por las reglas de mis padres y de mi casa, por lo que por sistema nos van a decir a todas nuestra indicaciones y buenos consejos que no y que no y que no, poniendo a constante prueba nuestra tolerancia adulta a la frustración.
 
Aquí el tema para poder mejorar es, primero respirar hondo, estar lo más tranquilos posibles como padres, e insistir e insistir de la forma más desapasionada posible con nuestros adolescentes sobre las mejores costumbres para tener la funcionalidad requerida por un mundo competitivo en lo escolar y lo laboral. La moraleja es descargarlos de la culpa y el fracaso de que nuestros consejos no sean escuchados, repitamos todo lo posible y de forma prudente para que vayan haciendo las modificaciones necesarias y verlos lo más felices y desenvueltos posible.

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