Los estudios de asociación genómica han permitido la identificación de más de 300 regiones asociadas al proceso de aterosclerosis y riesgo cardiovascular. Cada una de estas regiones incluye uno o más genes de riesgo con contribuciones diferenciadas entre poblaciones. Sin embargo, no basta con solo identificar estos genes de riesgo, también es necesario entender el efecto combinado de los distintos loci y las variantes genéticas de riesgo. Para esto, se utilizan los PRS (por las siglas en inglés de puntaje de riesgo poligénico), que evalúan la carga genética acumulada y permiten estimar el riesgo individual de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Para comprender mejor el papel de estos genes de riesgo, los estudios de expresión génica global, como la transcriptómica han sido fundamentales. Esta técnica permite analizar el perfil de expresión de los genes en diferentes células, lo que proporciona información sobre su función y su papel en el desarrollo de la aterosclerosis.
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En este contexto, los individuos con formas extremas de dislipidemias, como la hipercolesterolemia familiar y la hipertrigliceridemia familiar, representan modelos valiosos de estudio. Estudiar estas formas extremas de dislipidemias nos permite identificar los mecanismos subyacentes de la enfermedad y comprender mejor su fisiopatología.
Un ejemplo de la importancia de estos estudios ha sido la identificación de un gen asociado a la hipertrigliceridemia severa en familias mexicanas, conocido como LRPPRC. Este gen ha demostrado tener un papel relevante en el metabolismo de los lípidos y su disfunción puede contribuir al desarrollo de la enfermedad cardiovascular.
En términos de salud pública, la hipercolesterolemia familiar juega un papel importante como un contribuyente mayor a la cardiopatía isquémica. Con una prevalencia de aproximadamente 1 de cada 300 adultos, esta condición explica alrededor del 15% de la mortalidad cardiovascular. Sin embargo, a pesar de su importancia clínica, la hipercolesterolemia familiar sigue siendo una condición poco diagnosticada e poco tratada. Muchas personas desconocen que padecen esta condición y no reciben el tratamiento adecuado. Esto representa un área de oportunidad para implementar políticas públicas específicas que promuevan la detección temprana y su tratamiento oportuno.
Por otro lado, existe una relación clara entre el desarrollo del hígado graso no alcohólico (HGNA) y el establecimiento de la aterosclerosis. El HGNA puede contribuir al desarrollo de la aterosclerosis a través de la liberación de moléculas inflamatorias, factores procoagulantes, y ácidos grasos libres a partir de un hepatocito dañado.
Tratamientos de aterosclerosis
En cuanto a los tratamientos, se han desarrollado diversas estrategias para tratar la aterosclerosis y reducir el riesgo cardiovascular. Uno de los tratamientos conocidos es el uso de estatinas, moléculas que inhiben la enzima HMG-CoA reductasa, y de moléculas bloqueadores de la enzima PCSK9. Por otro lado, independientemente de que aún no existen moléculas específicas aprobadas para el tratamiento del HGNA, se han observado beneficios con la pioglitazona y agonistas del receptor GLP-1, moléculas aprobadas para el tratamiento de la diabetes tipo 2.
Una nueva posibilidad recientemente propuesta para prevenir y tratar ambas condiciones patológicas, presenta estudios preclínicos completos y actualmente en fase de aprobación por la FDA (por las siglas en inglés de Administración de Alimentos y Medicamentos de los EUA). La vacuna de aplicación nasal HB-ATV-8 fundamentada en la utilización de un péptido derivado de la proteína transferidora de ésteres de colesterol, o CETP por sus siglas en inglés, ha mostrado buenos resultados en la prevención del desarrollo de la aterogénesis así como del HGNA.
Mediante la investigación de los mecanismos moleculares asociados con este resultado, a través de lo que se empieza a llamar genoma dinámico, asociado al análisis del perfil transcriptómico, se han podido identificar una serie de genes asociados a procesos de remodelación de matriz extracelular regulados por la vacuna.
El abordaje integral de estas condiciones patológicas, nos permitirá reducir la mortalidad cardiovascular como una de las principales causas de muerte tanto en México, como en muchas otras partes mundo.