Las mascotas ocupan un lugar cada vez más importante en los hogares, al punto de que muchas personas los consideran parte de la familia o incluso hijos, lo que ha dado pie al popular término de "perrhijos". Son adorables, es imposible no amarlos pero ¿qué dice de nosotros este comportamiento, según la psicología? Esto debes saber.
El poco deseo de tener hijos humanos ante la situación laboral precaria y el deseo de mayor libertad, especialmente en las mujeres, favorece que, para muchos, la mejor opción sea adoptar un perro o gato.
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En redes sociales y en las calles podemos ver a familias compuestas por parejas o personas solteras con una o varias mascotas, que los llevan incluso en carriolas, con ropa u otros accesorios y les dan todos los cuidados y el amor que pueden, los dejan dormir en la cama y hasta les ponen un asiento en la mesa para comer.
Las fiestas de cumpleaños para perros y gatos con pastel incluido, regalos y hasta piñata es una constante cada vez más visible y aunque para muchos puede ser innecesario, para otros es un estilo de vida normal y que será cada vez más frecuente.
Lo que dice de ti tratar a tus perros como hijos
Especialistas en salud mental y psicología mencionan que tratar a los perros como hijos puede estar relacionado con aspectos emocionales y si se vuelve algo exagerado, puede derivar en problemas tanto en los humanos como en los animales.
En general, tener perrhijos puede motivarse por lo siguiente:
- Necesidad de cuidar a otros. Para muchos, cuidar de sus mascotas es una forma de satisfacer su instinto de protección y afecto. No es una patología, solo una adaptación emocional que le da sentido a la vida y nos genera estabilidad.
- Efectos cerebrales. La interacción humano-perro activa respuestas cerebrales similares al vínculo con bebés: se libera oxitocina cuando se miran a los ojos o se acarician, lo que fortalece el apego emocional.
- Falta de deseo para criar hijos. Muchas parejas jóvenes prefieren disfrutar la vida y evitar la crianza de niños, la cual perciben como desgastante, cara y con muchos sacrificios. Si bien una mascota también requiere invertir tiempo y dinero, es mucho menos en comparación con tener hijos.
- Necesidad de formar vínculos seguros. Compartir tiempo y espacio con una mascota nos hace felices y es que sin pedir nada a cambio, los perros nos hacen sentir amados. Es posible formar un vínculo seguro con ellos mediante la complicidad, la confianza y el respeto.
- Contribuyen a tu salud. Tener un perro en casa nos motiva a tener una rutina, nos hace salir a caminar y tener momentos de diversión juntos. Esto beneficia directamente a la salud, ya que nos ayuda a tener menos estrés, control del peso y prevenir enfermedades cardiovasculares. Además, disminuye la sensación de soledad, mejorando nuestra salud mental.
¿Podría ser negativo para el perro y los humanos tratarlo como un hijo?
Como todo en la vida, el exceso puede tener efectos negativos y tratar a los perros como hijos no es la excepción. Se ha visto que los humanos podemos desarrollar trastornos psicológicos, como:
- Ansiedad por dependencia emocional: La Clínica Mayo explica que las personas que centran todo su afecto en sus perros pueden desarrollar ansiedad cuando se separan de ellos, afectando sus relaciones humanas y su autonomía emocional.
- Aislamiento social: Para algunos, este tipo de vínculo puede volverse una forma de evitar la interacción humana, aumentando el riesgo de soledad crónica, lo que afecta la salud mental y física, según los Institutos Nacionales de Salud en Estados Unidos.
- Petofilia emocional: Se trata de un apego excesivo que interfiere con el bienestar del animal, al impedirle comportarse como perro. Esta forma de relación puede provocar estrés en el animal y ansiedad por separación o hasta agresividad.
- Proyección emocional: Al atribuir emociones humanas al perro, las personas pueden tener dificultades para regular sus propias emociones y expectativas sociales, advierte Harvard Health.
Por su parte, la sobreprotección también impacta negativamente en el animal. Expertos en etología señalan que pueden tener problemas como:
- Ansiedad por separación, al no aprender a estar solos.
- Confusión de rol, ya que los perros no sabrán comportarse como miembros de una manada canina si se les trata como humanos.
- Falta de socialización y es que se limita su contacto con otros perros y entornos naturales, favoreciendo la agresividad o inseguridad.
Algunos expertos como Andrea Carrión, psicóloga animal, consideran que, al tratar a los perros como humanos, estamos limitando su expresión natural, alterando su equilibrio emocional.
“No es una muestra de amor, sino una forma de control y proyección”, señala.
¿Cómo tener una relación sana con tu perro?
Siguiendo los consejos de expertos en salud mental y bienestar animal, lo mejor para mantener una convivencia equilibrada con tu perro es aplicar lo siguiente:
- 1. Reconoce su naturaleza
Tu perro necesita socializar, oler, explorar y tener jerarquía. No debe actuar como un humano, sino como lo que es: un perro.
- 2. Establece límites claros
Sabemos que lo amas, pero es saludable que tu mascota tenga su propio espacio para dormir y jugar. Esto evita dependencia excesiva y fomenta la autonomía.
- 3. Fomenta su socialización
El contacto con otros perros y humanos es esencial para su equilibrio emocional y previene conductas agresivas o temerosas.
- 4. No sustituyas vínculos humanos
Aunque los animales ofrecen compañía incondicional, no deben reemplazar relaciones sociales significativas con otras personas.
- 5. Consulta con especialistas
Si sientes que el vínculo con tu mascota te genera ansiedad o te aísla, puedes acudir a un psicólogo especializado en vínculos humano-animal o antrozoología.
Recuerda que tener un vínculo fuerte con tu perro es positivo, pero cuando este amor se convierte en una relación simbiótica o se humaniza al animal en exceso, puede haber riesgos para ambos. Reconocer y respetar la naturaleza canina es fundamental para su bienestar y el tuyo.
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