¿Qué es una crisis de acción y por qué está bien dejar ir objetivos? Investigaciones sobre la motivación han demostrado que perseguir metas que consideramos personalmente significativas aumenta la probabilidad de alcanzarlas. En cambio, cuando los objetivos son impuestos por otros o motivados por recompensas externas, como el reconocimiento social o el dinero, es más común abandonarlos.
Esto se aplica a múltiples áreas de la vida. Por ejemplo, quienes buscan mejorar una relación romántica por deseo personal tienen más posibilidades de lograrlo. Lo mismo ocurre con los hábitos alimenticios: cuando el cambio está impulsado por una razón interna, es más probable que se sostenga en el tiempo. Pero, ¿qué pasa cuando sentimos que un objetivo ya no es relevante para nosotros? ¿Es aceptable abandonarlo?
¿Qué es una crisis de acción y por qué está bien dejar ir objetivos?
Vanessa LoBue, Ph.D. , profesora de psicología en la Universidad Rutgers-Newark, expone en Psychology Today que una crisis de acción sucede cuando una meta pierde sentido, y contextualiza que tomar la decisión de dejar un objetivo puede ser complicado.
La investigadora Anne Holding define una crisis de acción, un punto en el que una meta comienza a sentirse inalcanzable o simplemente deja de ser atractiva. Puede volverse aburrida, consumir demasiado tiempo o perder el interés inicial.
La clave para superar una crisis de acción es analizar qué motiva el deseo de abandonar la meta. Las investigaciones muestran que quienes dejan ir objetivos por razones personales, en lugar de por presión social o miedo al juicio ajeno, experimentan menos conflicto y mayor bienestar.
No soltar objetivos que ya no generan satisfacción puede generar estrés, ansiedad y disminuir el bienestar general. La investigación de Holding demuestra que cuando nos aferramos a una meta solo por obligación o culpa, terminamos agotados y frustrados.
Muchas personas tienen dificultades para renunciar a metas porque han aprendido a valorar la perseverancia como una virtud. Sin embargo, insistir en objetivos que ya no nos aportan nada es un uso ineficiente de tiempo y energía.
La importancia de normalizar abandonar una meta
Abandonar una meta no es sinónimo de fracaso, sino de tomar decisiones conscientes sobre en qué vale la pena invertir nuestro tiempo. En lugar de acumular propósitos interminables, podríamos beneficiarnos de hacer una lista de cosas que no hacer.
Esto implica renunciar a actividades que solo generan desgaste: un curso que nunca terminamos, una serie que dejó de interesarnos o un compromiso social que no disfrutamos. En su lugar, podemos priorizar aquellas cosas que realmente nos aportan satisfacción y sentido.
En resumen, y de acuerdo con la psicología, una crisis de acción sucede cuando una meta pierde sentido. Por lo que el mensaje es claro: Si un objetivo ya no encaja con tu vida o te está drenando, está bien soltarlo. Al final, no se trata de hacer todo, sino de hacer lo que realmente importa.
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