Ser un fanático del deporte va más allá del entretenimiento: el resultado del juego puede impactar directamente en la salud y el estado de ánimo de sus seguidores. Desde aumentar el riesgo de problemas cardiacos hasta psicológicos, te decimos cómo afecta que pierda tu equipo favorito, según la medicina y la psicología.
Según un informe de Current Problems in Cardiology, los fanáticos incondicionales, especialmente aquellos con antecedentes cardíacos, tienen un mayor riesgo de sufrir eventos cardiovasculares adversos cuando su equipo pierde. La tensión del partido puede elevar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que aumenta el riesgo de problemas cardíacos.
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“Hay conductas asociadas con eventos deportivos como el Super Bowl que no son saludables para el corazón”, advierte la cardióloga Dra. Tamara Horwich, de la Universidad de California en Los Ángeles. Señala que beber en exceso y consumir alimentos ricos en grasas pueden afectar negativamente la salud cardiovascular, incluso si solo es por un día.
Por lo que sugiere prestar atención a las reacciones físicas durante el partido. Si el corazón se acelera, levantarse y caminar en el entretiempo puede ayudar a reducir la tensión, por ejemplo. Además sugiere, que si organizas una reunión para ver el juego, ofrezcas opciones saludables como frutas y verduras en lugar de snacks altos en sodio.
¿Cómo afecta que pierda tu equipo favorito, según la psicología?
Más allá de los efectos físicos, la derrota de tu equipo favorito también impacta en el bienestar mental. El Dr. Brandon Mastromartino, especialista en psicología de los fanáticos del deporte en la Universidad Estatal de San Diego, explica que ganar genera una sensación de bienestar y refuerza la autoestima, mientras que perder puede provocar el efecto contrario. Los fanáticos sienten un golpe emocional, lo que puede traducirse en estrés y desánimo.
Para minimizar este impacto, el psicólogo sugiere reducir otros factores de estrés ajenos al juego, como limitar el consumo de alcohol, controlar el tiempo en redes sociales y evitar apuestas. Además, recomienda compartir la experiencia con otros seguidores: “Ver el partido con amigos o escuchar un programa de llamadas después del juego puede ayudar a procesar la derrota”. Porque sentirse parte de una comunidad ayuda a amortiguar el golpe y fortalecer lazos con otros aficionados.
Víctor Manuel Rodríguez Molina, profesor del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, explica que el circuito de recompensa en los humanos se activa con experiencias placenteras, como cuando nuestro equipo de fútbol gana, y decae ante situaciones adversas, como una expulsión, un penal o una derrota, ya que el juego despierta una mezcla de emociones y la secreción de sustancias químicas como las endorfinas, que generan placer.
Para este maestro cualquier evento deportivo funciona como un “desfogue” emocional, donde el cerebro se “desconecta” y da paso al llamado “cerebro primitivo”, dominado por la amígdala en lugar de la corteza prefrontal, responsable del razonamiento y la toma de decisiones.
En este estado, señala, las emociones emergen sin filtro, permitiendo que las personas griten, lloren o se enojen sin temor a ser juzgadas. Incluso aquellos que no son aficionados al fútbol pueden verse arrastrados por la emoción colectiva, ya que el ambiente de un partido genera una conexión intensa entre los espectadores.
En resumen, si la derrota de tu equipo favorito te afecta demasiado, el psicólogo Mastromartino recuerda que siempre habrá otra oportunidad:
"Si tu equipo pierde, recuerda que el próximo año tendrás una nueva temporada para alentarlo".
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