El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que afecta la forma en que una persona se comunica, socializa y percibe el mundo. El autismo no es una enfermedad, sino una condición con un rango amplio de manifestaciones y niveles de apoyo necesarios.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 1 de cada 100 niños en el mundo presenta TEA, aunque la detección ha aumentado en las últimas décadas gracias a una mayor conciencia y mejores herramientas de diagnóstico.
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De acuerdo a la Clínica Mayo (CM), "El término "espectro" en el trastorno del espectro autista se refiere a la amplia gama de síntomas y la gravedad de estos síntomas".
Las personas con TEA pueden tener problemas para iniciar o mantener conversaciones, interpretar gestos, expresiones faciales o tonos de voz. Desde un lenguaje muy limitado hasta un vocabulario avanzado pero con dificultades para usarlo en contextos sociales.
La búsqueda por la causa del autismo
Un estudio internacional publicado por la revista Nature y desarrollado por investigadores de la Universidad de Cambridge ha identificado que el espectro diagnosticado en la primera infancia tiene un perfil genético, mientras que el autismo diagnosticado en la infancia tardía tiene otro. Es decir, el autismo no tiene una causa unificada que pueda encajar en todos los casos mostrados.
“La verdad es que no esperábamos una variación genética tan amplia entre los perfiles estratificados por edad en el momento de diagnóstico” explica Varun Warrier, neurólogo de la Universidad de Cambridge, entrevistado por el diario español El País.
Un rasgo distintivo en esta condición médica es la repetición de movimientos (como aletear con las manos) o el apego a rutinas muy específicas. También pueden mostrar intereses intensos y obsesivos en temas muy concretos, como trenes, calendarios o tecnología.
Según la OMS, "Se calcula que, en todo el mundo, una de cada 127 personas tiene autismo. Esta estimación representa una cifra media, pues la prevalencia observada varía considerablemente entre los distintos estudios. No obstante, en algunos estudios bien controlados se han registrado cifras notablemente mayores. Hasta la fecha, se desconoce la prevalencia del autismo en muchos países de ingreso bajo y mediano".
Las pruebas clínicas mostraron que el autismo de diagnóstico tardío suele ir acompañado de otros problemas de salud mental, como la depresión.
“Creemos que se debe a una compleja correlación entre los genes y el entorno”, subrayó Warrier.
El espectro es amplio: algunos requieren apoyos significativos en su vida diaria, mientras que otros son completamente independientes. Detectar el TEA de manera temprana permite implementar intervenciones personalizadas que mejoran el desarrollo social, emocional y comunicativo.
Los expertos en salud mental recomiendan evaluaciones de desarrollo en la infancia y acudir a un especialista si se observan señales de alerta: ausencia de contacto visual, falta de respuesta al nombre y/o ausencia de juego con otros niños en los primeros años de vida.
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