Muchas personas poseen una tendencia a complacer a los demás, conocida en inglés como “people-pleasing”. Puede parecer una actitud noble pero, desde el punto de vista psicológico, querer quedar bien con todos se relaciona con razones que no siempre son positivas para la salud emocional.
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¿Por qué hay personas que siempre quieren quedar bien con los demás?
Lo primero es reconocer si conoces a alguien o eres una persona con alguna de estas características. De acuerdo con Psychology Today, pueden ser:
- Tiene baja autoestima
- Se preocupa por las necesidades de todos los demás
- Menosprecia sus propias necesidades
- Se deja llevar por lo que dictan los demás
- Es demasiado complaciente en general
- No se impone
- Rara vez dice que no
- Siente que su valor está en ayudar a los demás
- Valora los halagos que vienen de otras personas
- Pide perdón cuando no era necesaria una disculpa
- Se echa la culpa cuando no la tiene
- Inventa excusas para los errores de los demás
- Tiene poca conciencia de sí misma
Y, ¿por qué hay personas que ponen las necesidades de otros sobre las suyas? Puede haber distintas causas. Según información de Medical News Today, estas son algunas razones por las que las personas son “queda bien” o people-pleasers:
- Tienen baja autoestima. Las personas que se sienten inferiores pueden llegar a pensar que sus propias necesidades no son importantes. También pueden sentir que no tienen otro propósito más allá que ayudar a los demás.
- Ansiedad. Algunas personas intentan complacer constantemente a los demás porque sienten ansiedad por encajar, miedo al rechazo o a ofender a alguien. Una persona con ansiedad social puede llegar a sentir que tiene que hacer todo lo que su familia o amigos desean para ser querida. También es un intento por controlar la percepción que los demás tienen de ella.
- Evitan el conflicto. Las personas que le temen a la confrontación sienten que deben evitarlo y quedar bien siempre para evitar los desacuerdos.
- Cultura y socialización. La cultura de la que proviene una persona puede influir en la forma en que perciben su deber hacia sí mismos y hacia los demás. Algunas personas han sido educadas para no ser “egoístas” y dedicarse completamente al servicio de otros, o han aprendido que las necesidades colectivas son más importantes que las individuales.
- Desigualdad. Algunas formas de desigualdad refuerzan la idea de que hay personas que deben dedicarse a cuidar de otras. Un ejemplo es el sexismo benevolente que promueve la idea de que las mujeres son más “maternales” y mejores cuidadoras que los hombres. Internalizar estas ideas puede hacer que las mujeres en relaciones heterosexuales sientan que deben poner a su pareja en primer lugar.
- Trastornos de la personalidad. Un ejemplo es el trastorno de la personalidad dependiente, que lleva a las personas a sentir que dependen de otras personas en casi todos los aspectos de su vida, incluso para tomar decisiones tan simples como qué ponerse o qué ordenar en un restaurante.
- Trauma. Hasta hace poco se creía que pelear, huir o paralizarse eran las únicas respuestas ante eventos traumáticos, como el abuso. Ahora sabemos gracias a las investigaciones que también existe algo llamado “fawn”, que en español no tiene traducción literal pero es una manera de complacer excesivamente a quien se teme. Implica intentar ganarse el cariño y la admiración de alguien (incluso de una persona abusiva) como un patrón de supervivencia.
¿Cómo dejar de intentar quedar bien con todos?
Ser “queda bien” puede causar mucho daño a la persona y también a quienes le rodean. Desde estrés y cansancio hasta llegar a descuidarse a sí misma, lo que puede también desencadenar resentimiento y problemas en sus relaciones con otras personas. Además pueden llegar a hacer daño a otros. “Por ejemplo, una persona puede involucrarse en chismes dañinos para otros, en un intento por encajar”, señala Medical News Today.
La buena noticia es que siempre es posible detectar esta necesidad y cambiar por tu propio bien. Estos son algunos consejos:
- Empieza poco a poco. Intenta cubrir tus necesidades, una a una. Por ejemplo, puedes empezar a tomar pequeños descansos entre juntas de trabajo o comenzar a priorizar tu alimentación y descanso durante los próximos días.
- Date tiempo para pensar. Cuando alguien te pida algo, date un respiro para pensarlo en lugar de responder inmediatamente.
- Pon límites de tiempo. Cuando digas que sí a algo, incluye el límite de tiempo que vas a dedicar a esa actividad, en lugar de esperar a que alguien más lo haga.
- Delimita los tiempos que son solo para ti. Aparta los días o las horas que son tuyas y a las que no entran otros planes. Decide en qué momentos vas a poner el celular en silencio, por ejemplo, para dedicar tiempo a tus propias necesidades.
- Practica decir que no. Hay formas empáticas y respetuosas de decir que no. Practicarlas en tu vida cotidiana puede ayudar.
Ahora que ya identificaste las señales y conociste estrategias para dejar de intentar quedar bien, intenta establecer tus propios límites y dale prioridad al autocuidado. ¡Empieza a tu ritmo!
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