Durante la conferencia ‘Suicidio: mitos y realidades’, Ricardo Trujillo Correa enunció la necesidad de terminar con el análisis y definiciones simplistas sobre el suicidio como un acto individual, consecuencia de un trastorno mental o depresión aguda. Sino también tomar en cuenta las condiciones de pobreza, estructuras sociales y estructuras económicas que influyen en la decisión, como las desigualdades y violencias que engloban el hecho.
“Cuando decimos que se suicidó porque estaba deprimido, estamos oscureciendo el contexto de la violencia. Seguramente la persona sufrió toda una serie de violencias invisibilizadas que no aparecen, no fueron asumidas y lo más sencillo es decir que estaba deprimido”, menciona el académico de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, reporta la Dirección General de Comunicación Social de la misma casa de estudios.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía informó que en México, durante 2021 fueron registrados 8,447 suicidios consumados, 1224 más que en 2019. Siendo una tasa de 6.2 por cada 100 mil habitantes. La ocurrencia más alta fue en jóvenes de 18 a 19 años y la frecuencia fue atribuida hacia hombres, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social, quien enfatiza que por cada suicidio consumado hay al menos 20 intentos de suicidio no letales.
¿Cómo la violencia y la desigualdad económica influyen en el suicidio?
En México menos del 10% de los trabajadores puede acceder a servicios especializados de salud mental. Dicha cifra corresponde a las grandes ciudades como Monterrey, Ciudad de México y Guadalajara; el porcentaje disminuye en entidades federativas más pequeñas, menciona Yunué Cárdenas, coordinador de Affor Health, según El Economista. La desigualdad en la salud mental es resultado de las desigualdades en otros ámbitos. El mismo medio informa:
- México forma parte del 25% de los países con mayores niveles desigualdad
- El 40% de la riqueza en México está concentrada en el 1% de la población más rica
- Es el segundo país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con mayor precarización de su clase media
- Los hogares más ricos ingresan 18 veces más que los pobres
Bajo ello, Trujillo Correa enfatiza que la comunidad científica ha escrito artículos que insisten en que el suicidio es un acto que proviene de un trastorno psicológico individual atribuido al resultado de una psicopatología, como depresión, condición biológica, bajos niveles de serotonina, personalidad deficiente o baja autoestima. Ante ello, existen voces que critican esta tendencia a normalizarlo como un fenómeno exclusivamente individual y han denunciado que este enfoque encubre otra forma de violencia tanto por parte de profesionales de la salud, como la violencia simbólica en los discursos de medios de comunicación.
Bajo esta problemática, Trujillo Correa enuncia que es necesario ocuparse de los contextos donde se producen los suicidios, como una forma de disminuir la tasa en poblaciones vulnerables. Además, abrir una reflexión más amplia sobre los servicios de salud tomando en cuenta que la falta de acceso a apoyos sociales aumenta el riesgo de continuar con el sufrimiento físico y emocional.
Dentro del campo científico, es especialista detalla que actualmente nos encontramos ante un cambio de paradigma en la psicología clínica y de la salud, por lo cual se requieren otras metodologías y nuevas perspectivas. Por su parte la Organización Mundial de la Salud recomienda educar a medios de comunicación para que informen con responsabilidad el suicidio, desarrollar en adolescentes aptitudes socioemocionales para la vida, así como detectar a tiempo, evaluar y tratar a personas con conductas suicidas y hacerles un seguimiento.
Hoy existe línea telefónica ‘Línea de la Vida 800 911 2000’ para brindar apoyo emocional y un tratamiento adecuado a las personas que lo requieran, detalla la Secretaría de Salud.
(Con información de Dirección General de Comunicación Social de la Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto Mexicano del Seguro Social, El Economista, Organización Mundial de la Salud, Secretaría de Salud)