AUTISMO

Científicos encuentran nuevas posibles causas del desarrollo de autismo

Cambios en la formación de redes neuronales, e incluso infecciones de oído, nariz o garganta, podrían ser factores causantes del autismo en los niños

Los investigadores aseguran que se debe considerar que el desarrollo del autismo dependería de diversos factores que se relacionan entre sí
Los investigadores aseguran que se debe considerar que el desarrollo del autismo dependería de diversos factores que se relacionan entre sí
Escrito en MENTE SANA el

Recientemente, científicos de Suiza y Reino Unido, han encontrado nuevas posibles causas del desarrollo del autismo en niños: cambios en la formación y los circuitos neuronales en la etapa embrionaria, además de la aparición de infecciones comunes en edades tempranas luego del nacimiento.

Los especialistas aseguran que las causas del autismo, probablemente, se deban a una gran variedad de factores que interactúan entre sí, como la genética, los factores ambientales y también los biológicos, lo que además explicaría por qué cada rasgo autista podría ser diferente.

Estas nuevas investigaciones, podrían ser útiles para permitir a los científicos acercarse más al descubrimiento de las causas que originan del autismo en los niños, y cómo y por qué es que logra desarrollarse, e incluso averiguar las razones de las diferencias en el trastorno del espectro autista.

Foto: Canva.

Cambios en la estructura neuronal podrían tener algo qué ver

Publicado en la revista Cell, elaborado por investigadores del Instituto de Oftalmología Molecular y Clínica de Basilea (IOB), en Suiza, un nuevo estudio ha demostrado que alteraciones en la formación de circuitos neuronales en una parte del cerebro llamada córtex, podría explicar el desarrollo del autismo.

Según detallaron los investigadores, estas alteraciones en las neuronas del córtex, llamadas neuronas piramidales, se darían en etapas muy tempranas del desarrollo de los embriones, y explicarían la razón de que el autismo se asociara previamente a circuitos defectuosos en dicha área cerebral.

Los autores de la investigación, estudiaron el desarrollo de estas neuronas en modelos de embriones de ratones de forma normal, y se percataron de que durante el crecimiento y la formación de las capas del córtex, una de las capas iniciales, la superficial, desaparecía antes de que se diera inicio a las siguientes.

Sin embargo, cuando hubo una modificación genética similar a la que ocurre en el autismo, se dieron cuenta de que este proceso de crecimiento neuronal “normal” o, por lo menos, esperado, no ocurría de la misma manera.

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En las personas en el espectro autista, el neurodesarrollo podría ser diferente

Para averiguar cómo es que se formaba el córtex en la etapa embrionaria, los investigadores utilizaron modelos de ratones que habían sido modificados genéticamente, y a las que les hacían falta uno o ambos alelos de los genes asociados al autismo: Chd8 y Grin2b.

En estos ratones con modificaciones asociadas al autismo, la capa superficial del córtex, que típicamente se desactivaba y desaparecía antes de que las otras comenzaran a formarse, esto no ocurría; de hecho, la capa superficial se mantuvo activa como remanente del neurodesarrollo.

Además, se percataron de que estos ratones, llamados ratones knockout, tenían áreas irregulares de desorganización cortical en el cerebro, que son similares a las que se observan en personas con autismo.

Por esta razón, los investigadores sugieren que los cambios en los circuitos embrionarios del desarrollo neuronal de la zona del córtex (una área cerebral encargada de la cognición, la percepción cerebral y funciones de alto orden), pueden tener un papel clave en las disfunciones en trastornos del neurodesarrollo, incluyendo el trastorno del espectro autista.

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Problemas de oído, nariz y garganta, también podrían ser responsables

Sin embargo, parece ser que las causas del autismo no quedan limitadas al desarrollo embrionario, como sugiere una investigación de Reino Unido, publicada en BMJ, que sostiene que los niños pequeños que sufren de problemas de oído, nariz y garganta, pueden tener un diagnóstico posterior de autismo o altos niveles de rasgos autistas.

Los investigadores, pertenecientes a la Universidad de Bristol y la Universidad de Aston, en Inglaterra, utilizaron los datos de más de 10,000 niños, que fueron compartidos principalmente por medio de 6 cuestionarios realizados a sus madres en diferentes edades, para identificar o registrar:

  • Síntomas y signos relacionados a problemas de oído, nariz y garganta, o problemas auditivos, a los 18, 30 y 42 meses de edad.
  • A los 3, 6 y 9 años de edad, los cuestionarios se enfocaron en identificar rasgos característicos del autismo (coherencia del habla, problemas sociales y de comunicación, comportamientos repetitivos, sociabilidad).

Tras hacer ajustes a otros factores ambientales, como el momento del nacimiento, el sexo o datos del embarazo, lactancia y estado psicoemocional luego del nacimiento, se detectó que 177 niños tenían un diagnóstico probable del autismo; mientras que el 10% de los participantes tenían rasgos de autismo.

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Los síntomas y su evolución se vincularían al autismo

Según relataron los investigadores, las puntuaciones de evaluación de los rasgos y el diagnóstico de autismo en los niños, podían verse más asociados a problemas como:

  • Respiración por la boca.
  • Ronquidos.
  • Tirones de orejas.
  • Oídos enrojecidos y doloridos.
  • Empeoramiento de la audición al tener gripa.
  • Pus o secreción pegajosa de los oídos.

Además, los autores de la investigación se percataron de que los niños que tenían secreciones en los oídos tenían hasta 3 veces más probabilidades de obtener un diagnóstico de autismo, y quienes tenían problemas de audición durante un resfriado, tenían más del doble de probabilidades.

Y por si fuera poco, los niños que estaban entre 30 y 42 meses, tenían asociaciones más fuertes entre problemas del oído, nariz y garganta: los niños que tenían puntuaciones más altas de rasgos autistas a los 30 meses de edad, tenían más signos de infecciones o problemas.

(Con información de: Cell, MBJ Journal.)