DÍA DEL MÉDICO

Matilde Petra Montoya: La historia de la primera médica de México

En el Día del Médico, recordamos a la pionera que, con su título, no solo curó enfermos, sino que abrió la herida de la desigualdad en México para sanarla con conocimiento, valentía y feminismo

Matilde Petra Montoya fue la primera médico en México
Matilde Petra Montoya fue la primera médico en México Créditos: (Foto: Especial)
Escrito en LÍDERES DE LA SALUD el

Cada 23 de octubre en México celebramos el Día del Médico desde 1937, fecha que sirve para rendir honor a la labor y compromiso de los médicos en la sociedad, este día también nos sirve para recordar a grandes médicos que han marcado la historia del país, como lo fue Matilde Petra Montoya, la primera médica de México.

Matilde Petra Montoya, la mujer que desafío el sistema en México 

Imagina el México de 1887, un país donde el destino de una mujer estaba escrito al nacer: el matrimonio, el hogar, la familia. Ahora imagina a una mujer, con un vestido que no era de doctor, parada frente a un comité de hombres severos y cadáveres para diseccionar. Esa mujer era Matilde Petra Montoya Lafragua, y no solo estaba a punto de rendir su examen profesional; estaba a punto de hacer historia.

Su vida fue una batalla constante contra los prejuicios, y su arma fue el saber. Hoy, en el Día del Médico, su legado resuena más fuerte que nunca.

Una niña prodigio en un mundo de hombres

Nacida en 1857, la inteligencia de Matilde fue evidente desde niña. A los 12 años quiso ser profesora, pero se lo negaron por ser "muy joven". A los 14, ya había encontrado su vocación en la medicina. Tras la muerte de su padre y por falta de recursos, se vio obligada a abandonar temporalmente sus sueños, pero no se rindió. A los 16 años, con un "lúcido examen" que fue noticia en la prensa, se tituló como partera.

Gabriela Castañeda López, coautora de Pioneras de la medicina mexicana en la UNAM, destaca que sus prácticas las realizó en el Hospital San Andrés, dando consulta privada y siendo maestra. Pero para Matilde, ser partera no era suficiente. Su ambición intelectual era más grande que los muros que su época le quería imponer.

La cruzada de la calumnia y el prestigio

Su éxito como partera en Puebla desató la envidia y la misoginia. Médicos rivales iniciaron una campaña de difamación en su contra, estigmatizándola no solo por ser una mujer en un campo masculino, sino por sus creencias: "Era protestante y simpatizaba con la masonería", señala Castañeda. El acoso fue tan intenso que la obligó a mudarse a Veracruz.

Pero Matilde era inquebrantable. En 1880, regresó a Puebla y se matriculó formalmente en la Escuela de Medicina. Para nivelar sus conocimientos, estudió por separado física, química y zoología. Sin embargo, la hostilidad era la misma: se les negaba el acceso a las clases de disección bajo el argumento de que una mujer "no tenía pudor" para ver un cadáver desnudo junto a hombres.

Para poder terminar su carrera y presentar su examen profesional, Matilde necesitaba un permiso especial. Ni la ley ni la Constitución se lo prohibían, pero la tradición y el machismo sí. La solución llegó con una orden directa del entonces presidente, Porfirio Díaz.

Impresionado por su tenacidad, Díaz no solo le dio el permiso, sino que asistió personalmente a su examen profesional en agosto de 1887. Matilde defendió su tesis "Técnica de laboratorio en algunas investigaciones clínicas" ante una sala llena de la élite porfiriana. Como una deferencia histórica, el mismo presidente Díaz le entregó su título de Médico Cirujano Partero.

La Gaceta Médica de México, el órgano oficial de la época ignoró por completo la graduación. Pero la historia, como Matilde, se abrió camino: medios como El Tiempo sí la registraron para la posteridad.

En 1887 Matilde Petra Montoya se convirtió en la primera médica de México. (Foto: Canva)

El legado de una pionera feminista

Matilde Montoya no fue solo una médica excepcional; fue una pionera del feminismo en México. Su lucha se basaba en una convicción simple pero revolucionaria: "Hombres y mujeres deben tener los mismos derechos intelectuales y civiles".

Al abrir las puertas de la medicina, no solo estaba curando cuerpos; estaba sanando las grietas de la desigualdad. Su vida es un recordatorio para todo el gremio médico y para México de que la voluntad y la inteligencia son más poderosas que cualquier prejuicio.

Hoy, cuando miles de mujeres ejercen la medicina en el país, cada una lleva un poco de la valentía de aquella joven que se atrevió a desafiar a toda una era.

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