En el mundo abundan cuidadores y cuidados. En los primeros años de vida, mamá, papá, familiares, vecinos o amistades vigilan nuestros pasos para evitar escenarios catastróficos. Conforme paso el tiempo vamos adquiriendo aprendizajes y herramientas que nos preparan para los retos futuros, dando a entender que podemos cuidarnos de nosotros mismos, sin embargo, no dejamos de necesitar a alguien que esté al tanto para apoyarnos.
Especialmente cuando enfermamos o envejecemos. Aunque nos cueste aceptarlo, existen momentos donde una persona debe auxiliarnos para realizar los pendientes o estar al tanto de nuestra mejoría. En la mayoría de los casos, las mujeres son quienes toman estos roles, añadiendo responsabilidades a sus actividades diarias y dividiendo su tiempo. Si no existe un equilibrio adecuado, puede presentarse el síndrome del cuidador quemado. En esta nota te compartimos los síntomas de este síndrome y cómo manejarlo.
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¿Qué provoca el síndrome del cuidador quemado?
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social, la persona cuidadora, en el caso de las personas adultas mayores, apoya en la higiene y bienestar personal, detección de problemas de salud, elaboración de alimentación, movilización, manejo de finanzas, toma de medicamentos, entre otras actividades. La persona cuidadora puede ser una persona contratada a través de una institución o parte del grupo cercano del paciente, donde pocas veces son retribuidas sus cuidados.
Se conoce como ‘síndrome del cuidador quemado’ o ‘burnout del cuidado’, explica Fundación Salud y Comunidad, al estado de agotamiento físico, emocional y mental que puede ir acompañado de un cambio de actitud, pasando de mostrarse positivo a tener una actitud negativa. Dicho agotamiento puede causar fatiga, estrés, ansiedad y depresión, incluso culpabilidad cuando invierten tiempo en ellos. Según 65ymás, sus síntomas son:
- Estrés del cuidador: el estrés puede causar que las personas cuidadoras se enfermen, causando estrés en ellas y en quienes cuidan. Los padecimientos pueden aparecer de manera progresiva ocasionando cansancio y dolores musculares
- Frustración: durante el proceso de curación, los pacientes pueden recibir noticias poco gratas, lo cual hará sentir al cuidador que los esfuerzos no están funcionando o que los resultados serán catastróficos
- Problemas de sueño o aumento de peso: debido a la falta de cuidado personal, el cuidador puede tener una alimentación poco sana. El estrés y la preocupación pueden influir en la conciliación de sueño aunque la persona esté agotada físicamente y mentalmente
- Fatiga: si la persona cuidadora experimenta estrés, insomnio y una alimentación poco favorable, puede llegar a un punto donde cualquier actividad resultará agotadora, por lo cual será necesario solicitar ayuda
- Aislamiento: la persona cuidadora puede dejar de dedicarse a sus actividades que le resultan placenteras o alejarse de sus círculos cercanos, provocando soledad
Para evitar el síndrome del cuidador quemado, Cuideo recomienda:
- Recuperar el control, solicitando información sobre los posibles escenarios que pueden presentarse y qué podemos hacer para evitarlos o actuar frente a ellos
- No olvidarte de ti mismo y mantener motivado: toma dos horas para realizar tus asuntos propios, mantén tu higiene personal, duerme lo necesario
- Delega responsabilidades: apóyate de otras personas para realizar tareas
- Planifica las actividades de la semana y el día estableciendo rutinas
(Con información de Instituto Mexicano del Seguro Social, 65ymás, Fundación Salud y Comunidad, Cuideo)