La adolescencia es una etapa difícil de la vida en donde hay muchos cambios físicos y hormonales y existe la teoría que en esta etapa los adolescentes huelen feo y a continuación, te decimos si esto es verdad.
La Organización Mundial de la Salud define a la adolescencia como el período de crecimiento que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y 19 años. Independientemente de la dificultad para establecer un rango exacto de edad es importante el valor adaptativo, funcional y decisivo que tiene esta etapa.
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¿En verdad huelen feo los adolescentes?
Una pequeña investigación realizada en Alemania aclaró el mito que señala que los adolescentes huelen feo, y la respuesta es que sí, es verdad, durante esta edad se puede oler feo.
Para descubrir esto, los científicos cosieron pequeños parches de algodón en las axilas de las camisetas usadas por 18 adolescentes de entre 14 y 18 años y los trajes corporales usados por un número igual de niños menores de 3 años. Las personas en el estudio usaron las prendas durante la noche y se suponía que no debían comer alimentos fragantes como ajo o cebolla.
Los parches se llevaron a un laboratorio y se analizaron con cromatografía-espectrometría de masas, cromatografía de gases-olfatometría y la vieja nariz humana.
Los investigadores encontraron que los adolescentes emitían dos compuestos esteroides que los pequeños no emitían porque habían entrado en la pubertad y sus glándulas sudoríparas habían comenzado a funcionar.
Estos compuestos fueron descritos como oliendo a queso, orina, y un animal universalmente reconocido como apestoso: las cabras.
Los bebés en cambio huelen rico
Los niños pequeños, en comparación, olían de maravilla, como flores, jabón y violeta.
Los científicos teorizaron que cambiar el olor corporal tiene un propósito. Los padres querrán estar cerca de un bebé que huela bien, que generalmente pueden identificar por su olor. Pero es posible que los padres quieran poner distancia entre ellos y un adolescente que anhela más independencia y no huele exactamente bien.
"¿Alguna vez sostuviste a un bebé en tus brazos y notaste un olor agradable seguido de la necesidad de abrazarlo más cerca y abrazarlo aún más? ¿O, por el contrario, entrar en la habitación de un adolescente y oler un olor bastante desagradable decidiendo darle la privacidad que los adolescentes suelen solicitar? Los olores corporales cambian durante el desarrollo de los niños e influyen en la comunicación interpersonal con sus padres", indicaron los investigadores.
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