El humo siempre es más peligroso que las llamas en cualquier incendio. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la mayoría de las muertes en incendios se deben a la inhalación de humo y gases tóxicos, más que a las quemaduras.
El humo es una mezcla de partículas finas y gases químicos que afectan distintos órganos, principalmente los pulmones y el sistema nervioso. La intensidad del daño depende de la duración de la exposición, la cantidad de humo inhalado y la condición de salud previa de la víctima.
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"El humo de los incendios forestales irrita los ojos, la nariz, la garganta y los pulmones. Puede dificultar la respiración y hacer que tosa o tenga sibilancias. Los niños, las mujeres embarazadas, y las personas con asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc), o enfermedad cardiaca, tienen que ser especialmente cuidadosos con el humo de los incendios forestales", señala el organismo estadounidense.
El humo y los gases emanados de la combustión pueden contener partículas microscópicas que causan: ardor, lagrimeo en los ojos, tos seca, dolor de garganta, irritación nasal y estornudos frecuentes.
Los efectos en el cuerpo humano a los gases resultantes de una combustión
La inhalación de humo y gases resultantes de la combustión bloquea la entrada normal de oxígeno, lo que puede desencadenar en:
- Falta de aire, respiración rápida o sibilancias.
- En casos graves, conduce a broncoespasmo.
- Edema pulmonar o síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA).
Las personas con asma o EPOC son más vulnerables a los efectos de estos contaminantes, con riesgo especial a cualquier inflamación del pulmón.
"El fuego es uno de los factores de perturbación ecológica y de transformación del paisaje más ampliamente extendidos en los ecosistemas terrestres. Los incendios forman parte de la dinámica de los ecosistemas, pueden ser una herramienta de manejo, y también un factor de deterioro ambiental, según las condiciones en las que se presente", señala la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Consecuencias de la inhalación de gas
Otro riesgo importante es el monóxido de carbono (CO), gas que desplaza al oxígeno en la sangre, cuya inhalación puede causar serios problemas en el organismo:
- Mareo, dolor de cabeza y confusión.
- Pérdida del conocimiento.
- En casos severos, daño cerebral permanente o la muerte.
La exposición a este gas es la causa principal de muerte en incendios industriales.
El humo también contiene cianuro de hidrógeno, liberado cuando se queman plásticos, goma o materiales sintéticos. Este compuesto tiene la facultad de causar convulsiones, alteraciones neurológicas y colapso cardiovascular.
Además, la falta de oxígeno afecta el cerebro, provocando desorientación, pérdida de memoria o alteraciones del habla.
El aire caliente de la combustión y las partículas del humo pueden dañar directamente la tráquea y los bronquios:
- Inflamación severa.
- Obstrucción de las vías respiratorias.
- Riesgo de paro respiratorio si no se trata a tiempo.
Lo más recomendable en estos casos es sacar a la víctima de inmediato a un lugar ventilado, aflojar la ropa para facilitar la respiración. Posteriormente, llamar a emergencias si presenta dificultad para respirar, mareo o pérdida de conocimiento.
En hospitales los sobrevivientes pueden requerir oxígeno, incluso intubación.
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