Imagina la noticia más devastadora: un diagnóstico de leucemia aguda. Ahora, imagina la segunda peor noticia: solo tienes un 25% de probabilidades de encontrar un donante de células madre compatible dentro de tu propia familia. Para el 75% restante de los pacientes mexicanos, la esperanza se reduce a una búsqueda desesperada contra reloj en un registro de donadores no emparentados. Cada semana que pasa sin un trasplante aumenta dramáticamente el riesgo de que la enfermedad regrese, más agresiva e incontrolable.
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En este escenario de incertidumbre, encontrar a alguien compatible es mucho más que una coincidencia médica; es un acto de heroísmo cotidiano. "Cuando les decimos 'hay alguien con el que hiciste match, puede ser tu esperanza', es un aliento, es una posibilidad más de poder continuar y, por qué no decirlo, curar esa enfermedad con la que estamos luchando todos", explica el Dr. Juan Antonio Flores, director Médico del Registro Mexicano de Donadores de Células Madre (NMDP). En una conversación exclusiva con SuMédico, el especialista desglosa la urgencia, derriba mitos y revela cómo un simple hisopo bucal puede desencadenar el milagro de una segunda oportunidad.
El tiempo es sinónimo de vida en un trasplante
Para un paciente con una enfermedad hematológica maligna, el tiempo no es oro; es vida. El Dr. Flores es contundente al respecto: "Tenemos un margen que generalmente no va más allá de 2 semanas para poder actuar". Este período crítico, que abarca desde la confirmación de la necesidad del trasplante hasta la localización y preparación del donante, es una carrera contrarreloj. Si la enfermedad reaparece antes del procedimiento, las probabilidades de éxito se desploman.
La tragedia, señala el especialista, es que "muchos pacientes en espera de un potencial donador se quedan en el camino justamente porque nos ganó el tiempo". La burocracia, la logística y, sobre todo, la dificultad para encontrar un donante compatible con la suficiente rapidez, se convierten en enemigos silenciosos. Cada día de demora es un lujo que el paciente no puede permitirse, haciendo que la existencia de un registro nacional amplio y diverso no sea un lujo, sino una necesidad de salud pública.
La realidad de donar células madre
Uno de los mayores obstáculos para incrementar el registro de donantes es la desinformación. El Dr. Flores aborda de frente los temores más comunes: "Los padres creen que vamos a clonar a sus hijos, que les vamos a extraer la médula espinal... o que van a tener una repercusión negativa en su salud". Nada más lejos de la realidad. Con más de 450 procedimientos de recolección realizados con éxito en México y miles a nivel global, los riesgos para el donante son mínimos y los efectos secundarios, pasajeros y controlables.
El proceso de donación ha evolucionado. En el 90% de los casos, es un procedimiento no quirúrgico llamado aféresis. "Es algo muy parecido a la donación de sangre... simplemente es un poco más largo el tiempo", aclara el Dr. Flores. Solo en el 10% restante se requiere una punción en la cadera bajo anestesia general, un procedimiento en el que el donante no siente dolor. El mensaje es claro: donar células madre es seguro, sencillo y no deja secuelas.
La huella genética mexicana: ¿Por qué un donante local puede ser la única opción?
La compatibilidad para un trasplante depende de los marcadores genéticos de tejido (HLA), que están profundamente influenciados por la herencia étnica. Aquí radica la importancia crítica de un registro mexicano robusto. El Dr. Flores revela un hallazgo crucial: "En ciertas zonas de México el HLA es exclusivo o único, es decir, es muy autóctono, sobre todo en el sureste mexicano".
Esto significa que, para muchos pacientes con ascendencia indígena o mestiza, "la única posibilidad será que un donante mexicano les pueda salvar la vida". La diversidad genética de México es su riqueza, pero también su desafío, haciendo imperativo que más mexicanos se registren para salvar a sus compatriotas.
El donante perfecto existe y solo tiene que decir "SÍ"
Ante la pregunta del perfil ideal, la respuesta del Dr. Flores es simple y poderosa: "El perfecto para mí sería el que le hablan y dice que sí". Los requisitos técnicos son tener entre 18 y 35 años y un buen estado de salud, pero el atributo más importante es la disposición. "El donante perfecto sería el que diga sí a la primera", insiste, destacando que la negativa en el momento crucial deja a un paciente en la más absoluta desesperanza.
El llamado final es un llamado a la acción consciente. "El mensaje más importante es que en vida, sin tener repercusiones a tu salud, le puedes dar vida a alguien más que lo está esperando", concluye el Dr. Flores. Registrarse es un gesto sencillo—un hisopo bucal que se puede solicitar en línea—pero su impacto es un efecto dominó de vida que alcanza no solo al paciente, sino a toda su familia y círculo de seres queridos. En México, donde se requieren cerca de 6 mil trasplantes anuales, pero solo se realizan cerca de mil, ese "sí" es, literalmente, la diferencia entre la vida y la muerte.
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