La Clínica Mayo señala que la obesidad infantil es un problema grave de salud que afecta a niños y adolescentes y es particularmente problemática porque el sobrepeso a menudo genera diferentes complicaciones, una de ellas es en la piel.
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Los niños con obesidad pueden padecer problemas de salud que antes se consideraban problemas de adultos, como la diabetes, la presión arterial alta y el colesterol alto. Además de que puede generarles baja autoestima y depresión.
La obesidad afecta la piel de los niños
Diferentes Investigaciones encontraron que la obesidad puede causar una afección inflamatoria crónica, con la psoriasis, la hidradenitis supurativa, el acné vulgar, las infecciones y la rosácea en adultos. Sin embargo, hay escasas investigaciones que exploren la conexión entre la obesidad y las afecciones cutáneas en los niños.
Por lo que Samantha Epstein y Sonal D. Shah, accedieron a una gran base de datos de investigación nacional y utilizaron códigos de diagnóstico para identificar a más de 1 millón de niños (edad media, 8,5 años).
Recopilaron datos sobre la enfermedad de Alzheimer, la hidradenitis supurativa (una afección dolorosa de la piel que causa abscesos y cicatrices), la rosácea, la psoriasis y la acantosis nigricans (una decoloración violácea espesa que se encuentra típicamente en los pliegues corporales alrededor de las axilas, la ingle y el cuello). También recopilaron información sobre comorbilidades.
Los datos de la investigación fueron claros y encontraron que aquellos niños con obesidad tenían muchas más probabilidades de padecer problemas en la piel que aquellos que no tenían sobrepeso.
¿Cómo prevenir la obesidad infantil?
Para ayudar a prevenir el aumento de peso excesivo de tu hijo, puedes hacer lo siguiente:
- Dar un buen ejemplo: Hacer de la alimentación saludable y la actividad física regular un asunto familiar. Todos se beneficiarán y nadie se sentirá señalado.
- Tener a mano colaciones saludables: Las opciones incluyen palomitas de maíz sin mantequilla, frutas con yogurt bajo en grasa, zanahorias pequeñas con humus o cereales integrales con leche baja en grasa.
- Ofrecer nuevos alimentos varias veces: No te desanimes si a tu hijo no le gusta enseguida un nuevo alimento. Por lo general, se necesitan múltiples exposiciones a un alimento para que tenga aceptación.
- Elegir recompensas que no sean alimentos: Prometer dulces por el buen comportamiento es una mala idea.
- Asegúrate de que tu hijo duerma lo suficiente: Algunos estudios indican que dormir muy poco puede aumentar el riesgo de obesidad. La privación de sueño puede causar desequilibrios hormonales que conducen a un aumento del apetito.
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