Investigadores del University College Cork junto a investigadores de la Universidad de Galway (Irlanda) proponen cambiar el nombre de la ‘obesidad’ a ‘enfermedad crónica basada en la adiposidad’ para que legisladores y población en general pueda comprender mejor la enfermedad de la obesidad e impulse avances para tratarla y prevenirla. Dicha conclusión parte de su estudio publicado en la revista ‘Obesity Reviews’, donde hablan sobre la confusión que existe respecto al término 'obesidad'.
La palabra ‘obesidad’ en la medicina puede referirse a las disfunciones interrelacionadas del metabolismo, el tejido adiposo y la regulación de la ingesta dietética, sin embargo, en otros contextos la palabra es reducida al Índice de Masa Corporal dando como resultado que la obesidad es una enfermedad y por consecuente, estar gordo significa estar enfermo.
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“Un término de diagnóstico como ‘enfermedad crónica basada en la adiposidad’ podría transmitir más la naturaleza de esta enfermedad y evitar la confusión junto al estigma que puede ocurrir si seguimos usando el término ‘obesidad’ que se ha convertido en sinónimo de tamaño corporal”, menciona Margaret Steele, autora principal del estudio, según un comunicado de prensa.
¿Qué tan confiable es el índice de masa corporal?
El índice de masa corporal, informa Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, es un número calculado con base en el peso y la estatura de una persona. Para la mayoría de las personas el IMC, por sus siglas, es un indicador confiable de gordura y es usado para identificar categorías de peso que pueden llevar a problemas de salud. Uno de los usos que se ha dado a este indicador ha girado principalmente hacia la detección de sobrepeso y obesidad.
El sobrepeso y la obesidad, según la Organización Mundial de la Salud, se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. La institución de salud menciona que IMC es un indicador para identificar el sobrepeso y la obesidad, sin embargo, la OMS destaca que el IMC debería ser utilizado como un valor aproximado porque no corresponde con el mismo nivel de grosor en diversas personas.
Por su parte, France24 detalla que el IMC no tiene una distribución del peso y de la grasa en el cuerpo de las personas, de la misma manera que no toma en cuenta otros indicadores biométricos, como colesterol o presión alta. Además, el IMC fue basado en el cuerpo de un hombre blanco, por lo cual no toma en cuenta las corporalidades diversas, como las de personas asiáticas, afrodescendientes o mujeres.
¿Por qué cambiar el nombre de obesidad?
Para abordar la ambigüedad del término obesidad, Margaret Steele y Francisco M. Finucane aplicaron explicaciones filosóficas a los dos sentidos de obesidad que previamente se detallaron en este texto. Como resultado, extrajeron dos conclusiones. En primera, el término de obesidad referido por la medicina cumple los criterios para ser considerada una enfermedad, pero la obesidad definida por el IMS no lo hace.
La segunda conclusión hace referencia a que es necesario distinguir la obesidad frente al IMC alto. Esto ayudaría a población y legisladores en general a comprender la enfermedad de la obesidad, facilitando los avances correspondientes para la prevención y tratamiento.
“Es por eso que debemos aclarar qué entendemos por obesidad. (…) Cuando hablamos sobre el tratamiento y la prevención de la obesidad, nuestro enfoque debe centrarse en los entornos alimentarios saludables y el tratamiento adecuado para las personas que viven con enfermedades metabólicas crónicas. Esperamos que esta nueva investigación ayude a recalcar el punto de que se trata ayudar a las demás personas a vivir bien, no de hacer que todos sean flacos”, puntualiza Margaret Steele.
(Con información de Colegio Universitario de Corcho, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Organización Mundial de la Salud, France24)