Luces al final de un túnel, ver su vida como una película, encontrarse a seres queridos, sentirse fuera de sus propios cuerpos son algunas experiencias que personas de diversos contextos culturales han compartido al tener un encuentro cercano a la muerte. La explicación a ello ha sido relacionada un hecho biológico, sin embargo, existen pocas respuestas sobre qué sucede con el cerebro al morir.
Investigadores de la Universidad de Michigan realizaron un monitoreo cerebral en personas que estaban muriendo para conocer cómo es la actividad cerebral en los últimos momentos de vida. Los resultados están publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciencie (PNAS) los cuales revelan la oleada de actividad eléctrica.
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Debido a que los cuatro participantes fallecieron, no se lograron obtener respuestas sobre la presencia de visiones o experiencias previamente detalladas. A pesar de ello, este estudio abre un paso hacia la búsqueda de respuestas sobre uno de los enigmas para la humanidad: la muerte.
¿Qué sucede en el cerebro al morir?
A partir de la pregunta ‘¿Es posible que el cerebro humano sea activado por el proceso de morir?’ el equipo de especialistas realizó análisis de electroencefalogramas (EEG) en cuatro pacientes a punto de morir antes y después de ser retirado el soporte para respirar. Encontraron que la hipoxia global estimuló las actividades gamma en dos pacientes, demostrando que el cerebro moribundo aún puede estar activo.
La hipoxia cerebral es un término utilizado para referenciar la falta de oxígeno en el cerebro para su funcionamiento adecuado. Ante su presencia, afecta las partes más grandes del cerebro llamadas ‘hemisferios cerebrales’. Algunas células pueden morir cinco minutos después de la falta de oxígeno, causando la muerte o un daño cerebral, informa MedlinePlus.
Las ondas cerebrales son impulsos eléctricos sincronizados de una cadena de neuronas. Estas son medidas mediante un electroencefalograma al colocar receptores de la actividad eléctrica en el cuero cabelludo. Las ondas gamma están relacionadas con tareas de un alto procesamiento cognitivo, como capacidad de aprendizaje y capacidad de recibir información nueva, así como sentidos y percepciones, detalla Lamentees maravillosa.
Debido a que al momento de morir las personas no están sometidas a electroencefalogramas, existen pocas respuestas sobre la actividad cerebral al estar atravesar una experiencia cercana a la muerte. Por ello, el equipo de investigación buscó respuestas en humanos. En modelos animales con muerte relacionada con paro cardíaco y respiratorio, encontraron una oleada de oscilaciones gamma y conectividad funcional por lo cual trasladaron el estudio en humanos para conocer si existían diferencias.
El grupo de investigación obtuvo permiso para monitorear a pacientes en cuidado intensivos. El estudio fue reducido a cuatro personas en coma después de un paro cardíaco. En 30 segundos a dos minutos después de retirar el soporte respiratorio, mostraron actividad asociada a patrones, explica Infobae. Según DW, al ser un estudio de muestra pequeño y ante el fallecimiento de los participantes hay limitaciones, pero esperan en el futuro recolectar datos de varias personas para aumentar el nivel de sobrevivencia.
(Con información de MedlinePlus, Lamentees maravillosa, DW, Infobae)