La tiroides es una glándula pequeña en forma de mariposa que está ubicada al frente del cuello y produce hormonas que controlan la forma en que el cuerpo utiliza la energía, por lo que afecta a casi todos los órganos del cuerpo. Cuando el cáncer surge en esta parte del cuerpo, hay síntomas muy específicos que no debes dejar pasar.
La también llamada glándula tiroidea produce hormonas que regulan desde el rimo cardiaco y la presión arterial, hasta la temperatura corporal y el peso, apunta la Clínica Mayo.
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El cáncer de tiroides puede no manifestar ningún síntoma al principio, pero a medida que avanza, puede manifestare con distintas molestias que pueden confundirse con otras enfermedades.
Por ello, es fundamental conocer las señales de alerta y acudir al médico de inmediato, pues cuanto antes de detecte la enfermedad, mayor será la probabilidad de un tratamiento exitoso.
Sintomas que alertan un cáncer de tiroides
Existen varios tipos de cáncer de tiroides, aunque la mayoría crecen de manera lenta y progresiva, sin embargo, también hay casos en los que la enfermedad es muy agresiva.
Las personas con mayor riesgo de desarrollar cáncer de tiroides son las mujeres de 25 a 65 años, las personas asiáticas, aquellos con antecedentes familiares de cáncer o de enfermedad de la tiroides como bocio o agrandamiento de la tiroides y quienes se expongan a radiación, apunta MedlinePlus.
A medida que el cáncer crece o avanza, es posible que se presenten síntomas como:
- Un bulto en el cuello
- Dolor al tragar
- Cambios en la voz que no mejoran ni tienen explicación aparente
- Problemas para respirar
- Roquera
- Hinchazón de los ganglios linfáticos en el cuello
- Dolor en el cuello y la garganta
El médico debe realizar un examen físico para revisar el cuello en busca de inflamación o bultos, además de hacer pruebas de la función de la tiroides, estudio de imágenes y sangre, así como una biopsia.
Tratamiento del cáncer de tiroides
El tratamiento del cáncer de tiroides dependerá del tipo que se tenga y de qué tanto se ha diseminado la enfermedad en el cuerpo. Es común que se requiera de más de un tratamiento, entre los que se incluyen cirugía, radioterapia y quimioterapia, terapia con hormonas tiroideas y medicamentos que atacan células cancerosas específicas.
La mayoría de las personas con cáncer de tiroides tienen un buen pronóstico después del tratamiento, ya que puede curarse y el riesgo de que se disemine a otros lugares es bajo. De hecho, en muchos casos no es necesario empezar el tratamiento de inmediato y basta con una vigilancia activa.
El cáncer de tiroides no se puede prevenir, advierte la Asociación Americana del Cáncer, pero puede detectarse en una etapa temprana si ponemos atención a los síntomas y acudimos de inmediato al médico para realizarnos pruebas. La mayoría de los nódulos en la tiroides son benignos, pero siempre se debe descartar un cáncer, especialmente si tenemos factores de riesgo o antecedentes.
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