Guardias interminables, poco descanso y presión constante forman parte de la cultura workaholic en la medicina en México. La imagen del médico que trabaja sin descanso, encadena guardias y prioriza a sus pacientes por encima de su propia salud está profundamente arraigada en la cultura médica. Históricamente se ha asociado con vocación y compromiso, pero hoy expertos advierten que este modelo workaholic tiene consecuencias serias tanto para los profesionales de la salud como para los pacientes.
El exceso de horas laborales es un factor de riesgo para trastornos de salud mental, enfermedades cardiovasculares y agotamiento extremo. En el caso de los médicos, estas condiciones se normalizan desde la formación universitaria y se refuerzan durante la residencia.
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Las jornadas extensas y guardias extenuantes en la profesión
En muchos hospitales, los médicos trabajan turnos de 24 a 36 horas continuas, con poco o nulo tiempo de recuperación. En este contexto, la privación del sueño afecta la concentración, el estado de ánimo y la toma de decisiones clínicas.
Además, el síndrome de burnout se caracteriza por agotamiento emocional, despersonalización y sensación de ineficacia.
Este desgaste no solo afecta la salud mental, también se asocia con depresión, ansiedad, abuso de sustancias e incluso ideación suicida. Ante esto, los médicos tienen una tasa de suicidio más alta que la población general.
Dentro del gremio persiste la idea de que pedir descanso es señal de debilidad. Muchos médicos evitan ausentarse incluso cuando están enfermos. Esta normalización del sobreesfuerzo favorece el deterioro físico y emocional del personal sanitario.
Esto tiene como resultado médicos exhaustos, con estrés postraumático y pocas redes de apoyo institucional. Contrario a lo que se piensa, trabajar más horas no siempre se traduce en mejor atención. Esta fatiga médica incrementa el riesgo de errores clínicos, fallas en la comunicación y eventos adversos prevenibles.
Un médico agotado tiene menor capacidad de empatía, escucha y análisis, elementos clave para una atención de calidad. Expertos coinciden en que el cambio debe ser estructural y cultural. Reducir las horas de guardia, fomentar el autocuidado y normalizar la salud mental en el gremio médico son pasos fundamentales.
Los sistemas de salud necesitan promover entornos laborales saludables, con horarios razonables, apoyo psicológico y liderazgo empático. Cuidar a quienes cuidan no es un lujo, sino una necesidad para garantizar sistemas de salud sostenibles. Hablar de la cultura workaholic en los médicos no busca cuestionar su vocación, sino visibilizar un problema que pone en riesgo su bienestar y el de los pacientes. La medicina del futuro necesita profesionales sanos, descansados y apoyados.
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