El pasado 25 de abril, un grupo de investigadores presentó un trabajo en la revista Science en el que señalan haber encontrado un vínculo entre la microbiota intestinal, la vitamina D y el cáncer. ¿A qué se debe esto?
Mediante experimentos con ratones, los expertos encontraron que aquellos roedores a los que se les dio una dieta rica en vitamina D tuvieron una mejor resistencia inmunitaria a tumores previamente trasplantados, así como una mejor respuesta a tratamientos inmunitarios que aquellos que recibieron dosis menores.
El Instituto Nacional del Cáncer señala que la vitamina D consta de homonas solubles en grasas y prohormonas que adquirimos a través del sol, y que nos ayudan a usar el calcio y el fósfo que adquirimos a través de los alimentos para tener huesos y dientes fuertes.
“Estos nutrientes también cumplen muchas otras funciones importantes en el cuerpo. Por ejemplo, reducen la inflamación, controlan el crecimiento celular e influyen en el funcionamiento inmunitario y neuromuscular, así como en el metabolismo de la glucosa”.
Relación entre la deficiencia de vitamina D y el desarrollo de cáncer
Según información de Aristegui Noticias, los especialistas hallaron que la vitamina actúa en las células epiteliales del intestino, lo que se traduce en un incremento de una bacteria llamada Bacteroides fragilis. Esta bacteria está relacionada con una mejor inmunidad hacia el cáncer debido a que se observó que los tumores trasplantados en los ratones no crecieron significativamente.
Con lo anterior, definieron que la presencia de la bacteria estaba relacionada con una mayor resistencia al crecimiento de los tumores; y, en cambio, cuando había una deficiencia importante de vitamina D, los tumores crecían.
Por su parte, el Instituto Nacional del Cáncer señala que en los últimos estudios encontraron que era menos probable que las personas que vivían en latitudes del sur, donde los niveles de exposición a la luz solar son relativamente altos, tuvieran ciertos tipos de cáncer o murieran a causa de estos en comparación con quienes vivían en latitudes del norte.
Como la exposición a la luz solar conduce a la producción de vitamina D en la piel, los investigadores plantearon la hipótesis de que la variación en las concentraciones de vitamina D podría explicar las asociaciones con el cáncer.
No obstante, es importante seguir haciendo pruebas para definir qué es lo que determina que una persona desarrolle cáncer, pues se trata de una enfermedad multifactorial.
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