Asocian químicos habituales en productos del hogar con daño de células específicas del cerebro, lo cual podría incrementar el riesgo de enfermedades cerebrales, como esclerosis múltiple o trastornos del espectro autista. Dicha investigación fue realizada por investigadores de la Universidad de Case Western Reserve (Estados Unidos) y especialistas de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), reporta Aristegui Noticias. El estudio será publicado en ‘Nature Neuroscience’.
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“Con esta investigación demostramos que hay sustancias químicas específicas presentes en productos de consumo que pueden dañar directamente los oligodendrocitos, lo que representa un factor de riesgo de enfermedad neurológica no reconocido hasta ahora”, menciona Paul Tesar, profesor de medicina en la universidad.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en México la enfermedad vascular ocurre en 118 personas por cada 100,000 habitantes del año. La enfermedad vascular cerebral es la primera causa de discapacidad en adultos y la segunda causa de demencia. Además, la probabilidad de que la enfermedad se repita en una persona es en un lapso de 2 años, siendo del 10% al 22%.
¿Cuáles son las enfermedades cerebrales?
Según MedlinePlus, el cerebro es el centro de control del cuerpo. Cuando el cerebro está sano, funciona de forma rápida y automática, pero cuando tiene una enfermedad cerebral, puede afectar las funciones y actividades diarias. Algunas enfermedades incluyen tumores cerebrales, enfermedades neurodegenerativas, encefalitis, trastornos cerebrales genéticos, accidentes cerebrovasculares y lesiones cerebrales traumáticas.
VivoLabs detalla que las células cerebrales no tienen capacidad de regenerarse o repararse, por lo cual el efecto de la mayoría de las enfermedades cerebrales suele ser irreversibles. Cabe destacar que la vida tal y como la conocemos sería imposible sin el cerebro, pues regula y mantiene todas y cada una de las funciones vitales, además de dotarnos de conciencia, personalidad y capacidad de interactuar en el entorno.
En el estudio investigadores analizaron más de 1,800 sustancias químicas a las cuales las personas pueden estar expuestas en su vida cotidiana. Entre ellas identificaron dos sustancias químicas, conocidas como organofosforados y compuestos de amonio cuaternario. Dichos elementos tienen un efecto dañino en los oligodendrocitos, un tipo de células especializadas del cerebro que generan al aislamiento protector de las células nerviosas y de la médula espinal.
Estos compuestos están presentes en plásticos, textiles, acabados de superficie y revestimiento, así como productos del hogar, productos electrónicos y muebles. Para las y los investigadores estos hallazgos podrían permitir comprender cómo surgen las enfermedades cerebrales, sin embargo, es necesario profundizar qué cantidad y duración de la exposición puede causar o dañar el cerebro.
“Esta investigación debe contribuir a tomar decisiones mejor informadas sobre medidas reguladoras o el comportamiento para minimizar la exposición a estos compuestos químicos y proteger la salud humana”, detalla Erin Cohn, investigadora de la universidad.
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